❝Te juro que te amaré por siempre❞
Solo juntos podrán desentrañar el misterio de sus corazones para descubrir si lo que sienten mutuamente es realmente verdadero y poderoso.
Además...
Quien logra descifrar las señales del destino tiene en sus man...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✷ · ˚ * . * * ⋆ . · ⋆ ˚ ˚ ✦ ⋆ · * ⋆ ✧ · ✧ ✵ · ✵
Al día siguiente, Isabella y Draco ya se encontraban llegando a La Madriguera, la casa de los Weasley. Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que no había duda de que se mantenía de pie con magia. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera».
Isabella miró a Draco para ver su reacción, se veía sorprendido y hacía una pequeña mueca.
• Es muy interesante —le dice Isabella.
• Esa es otra manera de decir que es extraña, pensé que solamente tenía una habitación —le dice Draco.
• Recuerda ser amable —dice Isabella.
• Solo si me das mil besos cuando volvamos a Hogwarts —dice Draco.
• Así será —sonreía Isabella.
En ese momento se acercaron los gemelos Weasley para caminar junto a ellos a ambos lados.
— Señorita Isabella —dice Fred
— Señor Malfoy —dice George.
— Ya tenemos la broma perfecta para los profesores —les dice Fred.
— Ya está todo listo para cuando retornen las clases —avisa George.
— ¿Y qué es? —pregunta Draco.
— Fuegos artificiales —le dice Fred.
— Los llamamos Salvajes magifuegos Weasley —les dice George.
— Planeamos en el futuro cuando tengamos el dinero suficiente, abrir nuestra propia tienda de artículos de bromas —cuenta Fred.
— Sortilegios Weasley —dicen los gemelos al unísono.
— Que emprendedores, seguro será todo un éxito —les dice Isabella.
Ambos gemelos rieron a carcajadas y dejando a un Ron molesto detrás de ellos, se entraron a su casa. Isabella, Hermione, Ginny, Harry y Draco, para molestia de Ron, también rieron con el comentario de los gemelos. Fue en ese momento cuando la señora Weasley apareció por la puerta, abriéndose paso para dejarlos entrar a todos.
— ¡Hola a todos! Están aquí, bienvenidos —dijo la señora Weasley.