Capítulo 33 • La Madriguera

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Al día siguiente, Isabella y Draco ya se encontraban llegando a La Madriguera, la casa de los Weasley. Parecía como si en otro tiempo hubiera sido una gran pocilga de piedra, pero aquí y allá habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que no había duda de que se mantenía de pie con magia. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera».

Isabella miró a Draco para ver su reacción, se veía sorprendido y hacía una pequeña mueca.

• Es muy interesante —le dice Isabella.

• Esa es otra manera de decir que es extraña, pensé que solamente tenía una habitación —le dice Draco.

• Recuerda ser amable —dice Isabella.

• Solo si me das mil besos cuando volvamos a Hogwarts —dice Draco.

• Así será —sonreía Isabella.

En ese momento se acercaron los gemelos Weasley para caminar junto a ellos a ambos lados.

— Señorita Isabella —dice Fred

— Señor Malfoy —dice George.

— Ya tenemos la broma perfecta para los profesores —les dice Fred.

— Ya está todo listo para cuando retornen las clases —avisa George.

— ¿Y qué es? —pregunta Draco.

— Fuegos artificiales —le dice Fred.

— Los llamamos Salvajes magifuegos Weasley —les dice George.

— Planeamos en el futuro cuando tengamos el dinero suficiente, abrir nuestra propia tienda de artículos de bromas —cuenta Fred.

— Sortilegios Weasley —dicen los gemelos al unísono.

— Que emprendedores, seguro será todo un éxito —les dice Isabella.

— Solamente sueñan, ¿de dónde piensan sacar el dinero? —intervino Ron.

— Te vamos a vender a ti, Ronnie —bromea George.

Ambos gemelos rieron a carcajadas y dejando a un Ron molesto detrás de ellos, se entraron a su casa.
Isabella, Hermione, Ginny, Harry y Draco, para molestia de Ron, también rieron con el comentario de los gemelos. Fue en ese momento cuando la señora Weasley apareció por la puerta, abriéndose paso para dejarlos entrar a todos.

— ¡Hola a todos! Están aquí, bienvenidos —dijo la señora Weasley.

— Hola, señora Weasley —saludó Harry.

— Me alegro de verte, cielo —dice Molly.

— Buenos días, señora Weasley —dice Hermione.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora