Capítulo 28 • Amor verdadero

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Al día siguiente, Isabella desayunaba junto a Draco en el Gran Comedor. Era tiempo de beber lo que ha preparado a encondidas en su dormitorio, así que mediante un truco mágico había logrado cambiar el contenido de su vaso por aquel líquido color magenta y mientras ella tomaba su poción anticonceptiva aparentando que era jugo de calabaza, Draco puso la mano en su pierna apretándola ligeramente.

— Sigues desnuda en mi cabeza, Isa —susurra Draco mordiéndose el labio.

— Cállate, te van a escuchar —lo regaña Isabella con un sonrisa.

• Es tan hermosa, que me regañe toda la vida —dijo Draco mirándola los ojos.

Isabella sonreía, pero de pronto se da cuenta que Draco había dicho eso en su mente.

• Espera, ¿acabo de escuchar los pensamientos de Draco? —dijo Isabella.

• ¿Isa? —dijo Draco.

Ambos se quedaron viendo muy confundidos. Pero antes de que pudiera hablar sobre el tema, dos de sus amigos Gryffindor se acercaban a ellos.

— Hola, Isabella. Hola, Malfoy —saluda Ron sentándose frente a ellos.

— Buenos días —saluda Harry sentándose junto a Ron.

— Hola, chicos —los saluda Isabella.

Solo que ella aún estaba muy confundida por lo que acababa de suceder. Ninguno de los dos podría haber usado Legeremancia porque sus padres les habían enseñado a dominar la Oclumancia.

— Queríamos agradecerles por sus regalos de Navidad —dijo Harry.

— Agradecerte a ti, Isabella. Ya que siendo muy sincero, estoy seguro de que Malfoy solamente puso su nombre en cada regalo —bromea Ron.

Los regalos fueron: para Harry una pequeña colección de snitches de juegos importantes en la historia del Quidditch y para Ron tres cajas grandes de Grageas de todos los sabores. Habían sido idea de Isabella, pero Draco no se había negado a ser parte de los regalos.

— No es cierto, Weasley. Además ya te hice un gran obsequio al evitar que te avergüences usando tu espantoso traje —se queja Draco— Pero no sirvió de mucho porque te la pasaste sentádote casi todo el baile. 

— Hablando de eso. Ron, ven acércate —le dijo Isabella

Isabella hizo como si fuera a susurrarle algo al pelirrojo y Ron se acerca a ella confundido. Entonces Isabella lo jala de una oreja a Ron para regañarlo.

— ¡Como te atreves a hacer llorar a Her! Te pido amablemente que te disculpes con ella —le decía Isabella.

— ¡Auch, duele! —se quejaba Ron.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora