❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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Cuando llegó el fin de semana, la nieve ya había caído. Isabella y Draco estaban en Hogsmade junto a los tres Gryffindor. Se dirigían a la taberna Cabeza de Puerco, un estropeado letrero de madera colgaba de un oxidado soporte que había sobre la puerta.
— No estoy muy segura de esto —dijo Isabella.
— Seguro todos serán de Hufflepuff, Gryffindor y Ravenclaw. Les sorprenderá nuestra presencia —comenta Draco.
— De hecho, también invité a Pansy y Astoria —les dice Hermione.
— ¿Y a Blaise? —pregunta Ron.
— No me pareció buena idea invitarlo, pasa mucho tiempo con Crabbe y Goyle —dice Hermione.
— ¡Traidor! —gruñó Ron.
— No le digas así, Ron —lo regaña Isabella.
— Solo está con ellos porque no tiene opción —defiende Draco.
— ¿Cómo tú hace unos años? —pregunta Harry.
— No me lo recuerdes, Harry —le dice Draco.
— ¿Y por qué sigue molesto con ustedes? —pregunta Ron.
— A mi no quiere hablarme —dice Isabella.
— Es un tonto. Como sea, ya llegamos —dice Hermione.
Cuando se acercaron a la puerta, el letrero chirrío agitado por el viento.
— Solo digan que Harry les va a enseñar —pide Isabella.
— ¿Tú no? —pregunta Hermione.
— Es mejor que sea solo Harry por ahora, ya veremos después —le dice Isabella.
— Bien. Lo que tú digas, Isa —le dice Hermione.
— Es una locura, ¿solo yo enseñarles? Estoy demente, ¿recuerdan? —pregunta Harry.
— No estás demente, yo sé que confiarán en ti —le dice Isabella.
— Lo dudo —dice Harry.
— Tranquilízate. Lo harás mejor que la cara de sapo —le dijo Ron.
— Gracias, Ron —dijo Harry sin mucho ánimo.
— Es un placer —dice Ron.
— ¿Y quién se supone que vendrá? —pregunta Harry.
— Solo unos cuantos chicos —le dice Hermione.
Al abrir la puerta, era un lugar lúgubre y sucísimo. Donde se notaba un fuerte olor a algo que podría tratarse de cabras, y en el suelo había tanta suciedad acumulada que a primera vista parece de tierra apisonada.
