Capítulo 105 • La culpa

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Isabella había llegado hasta su habitación, donde empezó a llorar desconsoladamente. Estaba cansada de esto. No quería estar de ese lado.

Maldito Voldemort.

Maldita misión.

Malditos mortífagos.

Maldita Marca Tenebrosa en su brazo.

Se derrumbó en el suelo llorando, se había prometido ser fuerte y jamás caer presa de la culpa. Pero lo sucedido era mucho más importante y serio para ella, porque se trataba de su gran amigo. Isabella lo aprecia tanto porque Ron siempre ha sido amable con ella y su familia la trataba como si ella también fuera parte de esa familia. Le habían abierto las puertas de su casa desde el primer momento y ahora Isabella les pagaba poniendo en riesgo la vida de Ron.

Isabella estaba odiando profundamente que estuvieran metidos en esto. Sentada en el suelo abrazándose a sí misma, apoyando su espalda en su baúl. Con las lágrimas cayendo por su rostro, porque ya no importaba que una Snape no llorara. Ella iba a llorar porque no podía seguir reprimiendo sus sentimientos.

Habían llegado muy lejos.

Primero una alumna fue llevada a San Mungo por su culpa y ahora su pelirrojo amigo casi muere al beber por error esa aguamiel envenenada.

Cualquiera que conozca al profesor Slughorn sabría que muy probablemente se quedaría con un licor tan exquisito pero obviamente ellos no lo conocían bien, creyeron que iría alegremente a entregarle ese obsequio a Dumbledore.

Ese fue el último intento desesperado, ya no habría más. Solamente estaban logrando poner a personas inocentes en riesgo, en lugar de que su plan tenga el éxito esperado. Por lo que Isabella había tomado una decisión. Ella iba a hacerlo por si misma. Ella iba a asesinar a Dumbledore en cuanto tuviera la oportunidad. Porque la vida de sus seres más queridos estaba en riesgo y ella no iba a permitir que les sucediera nada malo, aunque para lograrlo tuviera que dañar su alma con un acto tan vil como el asesinato. No le importaba nada más. Isabella solo quería ver a su padre, a Draco y a su padrinos a salvo. Ella siempre iba a dar todo por protegerlos.

Si el destino quería hacer de ella una villana, ella iba a ser la peor de todas para proteger a las personas que ama.

Sin embargo, eso no era lo que el destino quería. Aunque Isabella estuviera preparándose para llevar a cabo la misión con sus propias manos, no sabía que el propio Dumbledore tenía otros planes. 

En ese instante, Draco abrió la puerta de la habitación. Sin siquiera tocar por la confianza que había entre ellos, pero jamás se imagino encontrar a su novia llorando desconsoladamente en el suelo. Anguastiado, se acercó para arrodillarse frente a ella. Isabella lo miró preocupada, tenía los ojos rojos de tanto llorar y habría preferido que Draco no la viera en ese estado, porque ella debía ser fuerte por él.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora