❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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Temprano por la mañana del día siguiente, Isabella se había despertado después de un sueño donde Draco la besaba otra vez pero hizo todo lo posible para olvidarse de lo que había soñado.
— Buenos días, sunshine —saludó a su lechuza acariciándola.
Lo primero que pensó fue en buscar a Draco para desayunar. Entonces Isabella se quitó la pijama, se vistió rápidamente y deseando que Draco dejara de ignorararla, salió de su habitación directo al pasillo de los dormitorios de los chicos.
Al primero que vio fue a Goyle y antes de que él le preguntara que hacía ahí, ella se adelanto a preguntar:
— ¿Sigue Draco en su habitación?
— No, ya salió a desayunar con Blaise —le informó Goyle.
Entonces Isabella dio media vuelta y se fue del lugar. Que haya salido de su habitación era algo bueno, tal vez hoy si quiera hablar con ella.
Mientras iba a la sala común, se acercaban a ella Pansy y Astoria.
— ¡Isabella! —la saludó Astoria.
— ¡Hola, Isabella! —saludó Pansy con una sonrisa.
— Hola, chicas —las saludó Isabella.
— ¿Buscabas a Draco? —preguntó Pansy, al parecer habían notado que venía del pasillo de los chicos.
— ¿Es verdad que se pelearon? —le preguntó Astoria.
— No nos peleamos. Él no quiere hablar conmigo y no sé por qué —les cuenta Isabella.
— Es obvio, Isabella —le dice Astoria.
— ¿Qué es obvio? —cuestionó ella.
— Ven a desayunar con nosotras y hablaremos sobre eso —le dice Pansy.
— Está bien —dijo Isabella empezando a caminar junto a ellas.
Mientras tanto, Draco ya estaba en el Gran Comedor desayunando junto a Blaise. Pero no dejaba de pensar en que hoy era la cita de Isabella y no podía hacer nada para detenerlo.
— ¿Ya me vas a contar que te dijo tu suegro? —le preguntó Blaise.
— ¡No es mi suegro! —le reclamó Draco — No aún.
— ¿Eso significa que por fin te quisiste dar cuenta de tus sentimientos, Draco? —inquiere Blaise.
— Eso no significa nada —dice Draco.
— Vamos, Draco. ¿Entonces vas a seguir ignorándola? —cuestiona Blaise.
— Hoy sí, ¿no recuerdas que hoy es su estúpida cita con el tonto chico de Ravenclaw? —se queja Draco.
