Capítulo 110 • La tradición de la familia Black

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Habían pasado un par de días desde lo sucedido. Ahora Isabella se encontraba en la sala de estar, frente a su ventana mirando hacía su bello aunque un poco descuidado jardín. Tenía una carta que acababa de escribir para Hermione en sus manos y su fiel lechuza a su lado esperando por sus órdenes para un nuevo viaje. Pero antes, Isabella estaba pensando en que lo más probable era que Hermione la odiaba por ser una mortifaga y que no recibiría bajo ninguna circunstancia su carta. Además, ahora había entendido y estaba consciente de que Hermione ya no podía confiar en nadie porque al ser hija de muggles su vida estaba en mucho peligro.

Draco había ido a la sala, viendo a Isabella con la mirada pérdida en los alrededores de su jardín. Preocupado, se acercaba a ella para abrazarla por detrás.

— ¿Todo bien, preciosa?

— Sí, yo...

— ¿Aún no le mandaste la carta?

— Aún no, Draco.

— ¿Por qué?

— Porque Her debe estar odiándome.

— Si de verdad es tu mejor amiga, no debería.

— ¿Y sí no lee mi carta? —preguntó Isabella con tristeza— Incluso la puede...

— Escríbele. Es la única forma de que te quites esa duda, Isa —le dijo Draco.

— Tienes razón —asintió Isabella.

Fue hasta su lechuza, para amarrar su carta con delicabeza en la pata de Sunshine. Luego la acariaba para darle las órdenes.

— Debes llevársela a Hermione pero ahora tienes que ser muy discreta, nadie debe verte —le susurró Isabella.
 
La lechuza había comprendido con exactitud y emprendió su vuelo. Fue un largo camino hasta la casa de Hermione Granger pero un par de horas más tarde llegó sin dificultad.

Picoteo su ventana por unos segundos, hasta que la chica levantó la mirada de su libro. Hermione se había refugiado en los libros mientras llegaba el momento de reunirse con sus amigos. Con la sabiduría de los libros estaba preparándose porque debía acompañar a Harry en su búsqueda. 

Hermione ahora tenía una radiante sonrisa, porque había podido reconocer con facilidad a la lechuza de Isabella. Dejando su libro en su escritorio, ahora se acercaba para abrir a toda prisa su ventana para dejar entrar al ave y con mucho cuidado desataba la carta en su pata. Una vez que tuvo el pergamino de su mejor amiga en sus manos, se apresuró a leer lo que decía. 

Querida Hermione:

Tal vez no quieras saber nada de mi y probablemente me odias por lo sucedido. Lo siento en verdad, jamás hubiera querido que las cosas sucedieran así. Puedes odiarme, me lo merezco. Pero ahora solamente quiero lo mejor para ti. Tienes que esconderte, tanto tú como tus padres están en peligro, es muy probable que los mortífagos se presenten en tu casa. Revisa los periódicos, la persecución sigue y te estarán buscando a ti por ser cercana a Harry. Cuídate mucho, por favor. No quiero que te pase nada malo.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora