Capítulo 91 • Amortentia

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Después del receso, Isabella había regresado a la sala común junto a Draco y Blaise, ahí empezaron a hacer los deberes que les había puesto el profesor Snape. El trabajo era tan complejo que, Isabella contribuyó de gran manera para que puedan acabarlo.

En cuanto acabaron, era horario de la clase de dos horas de Pociones que tenían esa tarde, y juntos se encaminaron hacia la mazmorra que durante tanto tiempo había sido territorio de Severus.

Cuando llegaron al pasillo, comprobaron que tan solo una docena de alumnos iban a cursar el nivel de ÉXTASIS. Pansy y Hermione conversaban juntas cuando los tres se acercaron.

— Hola, chicas —les dijo Isabella.

— Hola —dijeron ellas al unísono.

— ¿Hicieron los deberes que nos dejó el profesor Snape? —preguntó Pansy.

— Isabella y Draco me ayudaron en gran parte —respondió Blaise.

— Más fue Isa —dijo Draco.

— Según Blaise estaba difícil —comentó Isabella.

— Lo estaba —coincidía Pansy.

— ¿Verdad que sí? —preguntó Blaise.

— No, no lo estaba —les dijo Isabella.

— Eso dices porque eres la hija del profesor —bromeó Blaise.

— ¡Blaise! —lo regaña Draco.

— Sí, soy la hija del profesor orgullosamente —sonrió Isabella.

— No dije que no sea un orgullo —le dijo Blaise sonriendo.

— Isa tiene razón, estaba fácil. Debimos hacerlo juntas —dijo Hermione.

— Sí —murmuró Isabella.

Pero Isabella no dijo más y había apartado la mirada. Alejarse de Hermione iba a ser tan difícil, ella era su mejor amiga y siempre lo sería. Pero lo más probable es que no perdonaría a Isabella después de saber la verdad.

Cuando se abrió la puerta de la mazmorra, el profesor salió por ahí. Slughorn tenía una radiante sonrisa al saludar con entusiasmo a los alumnos mientras ellos entraban en fila en el aula. La mazmorra ya estaba llena de vapores y extraños olores, lo cual sorprendió a los alumnos. Isabella olfateó con interés al pasar por delante de unos grandes y burbujeantes calderos.

Por su brillo nacarado y porque el vapor ascendía formando unas inconfundibles espirales se dio cuenta que uno de ellos era Amortentia, entonces decidió preguntarle a Draco que era lo que olía.

— Amor —le susurró Isabella.

— ¿Sí, preciosa? —preguntó Draco.

— Acércate a ese caldero, ¿qué hueles?—le preguntó Isabella con una sonrisa.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora