❝Te juro que te amaré por siempre❞
Solo juntos podrán desentrañar el misterio de sus corazones para descubrir si lo que sienten mutuamente es realmente verdadero y poderoso.
Además...
Quien logra descifrar las señales del destino tiene en sus man...
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Al llegar a la estación King's Cross, Isabella y Draco bajaron del tren juntos, después se les unió Severus.
Narcissa estaba esperándolos con una pequeña sonrisa. Draco fue a abrazarla rápidamente, ella lo recibió en sus brazos. Al separarse del abrazo, Narcissa miró con una sonrisa a Isabella y ella también la abrazó.
— ¿Fuiste a ver a mi padre? —le preguntó Draco.
Narcissa se quedó callada unos segundos. No había ido a verlo. De por si no estaba contenta con tener que asistir a su juicio.
— ¿Qué pasó, madre? —pregunta Draco.
Narcissa miró a Severus, lo que le hizo entender rápidamente que iba a tener un juicio donde tendrían que asistir Narcissa y Draco.
— ¿Aún no ha sido el juicio? —pregunta Severus.
Narcissa negó con la cabeza.
— Y será requerida su presencia —continuó Severus.
— ¿Tendremos que asistir a su juicio, madre? —le pregunta Draco.
— Sí, cariño —le dijo Narcissa.
En ese momento, Draco abrazó nuevamente a su madre. Era un mal momento para la familia Malfoy, por lo que Isabella no quería dejar a Draco solo en estos momentos y también quería apoyar a Narcissa.
— Papá, ¿puedo quedarme en la Mansión Malfoy? Me gustaría acompañar a Draco —le dijo Isabella.
— No estoy seguro de que sea buena idea, sabes perfectamente lo que sucede ahí —le dice Severus.
— No me importa él, me importa Draco —dijo Isabella con firmeza.
Severus no respondió, no quería que su hija vaya a la mansión. Ahí estaba Voldemort. Sabía que se acercaba lo que más temía. Y aunque lo que venía iba a ser inevitable, quería retrasarlo lo más que pudiese.
— Todo va a estar bien, Cissy. Sé que mi padrino saldrá pronto de ahí —le dijo Isabella.
— Ojalá, mi niña. Espero que este tiempo le sirva para reflexionar —dijo Narcissa.
— Cissy, ¿puedo quedarme con ustedes estos días? —preguntó Isabella.
Narcissa miró a Severus e intercambiaron miradas. Sabían que era inevitable que tanto Isabella como Draco vean a Voldemort. Sin embargo, debía hablar con Severus sobre lo que le había dicho el señor.
— Por supuesto que sí, mi niña. Siempre eres bienvenida, nuestra casa es tu casa —le sonrió Narcissa.