❝Te juro que te amaré por siempre❞
Solo juntos podrán desentrañar el misterio de sus corazones para descubrir si lo que sienten mutuamente es realmente verdadero y poderoso.
Además...
Quien logra descifrar las señales del destino tiene en sus man...
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El partido inaugural de la Copa de Quidditch llegó el primer fin de semana de noviembre, Gryffindor contra Slytherin.
Isabella había asistido a cada entrenamiento de Slytherin para apoyar a Draco, quien definitivamente iba darlo todo para atrapar la snitch. Esta vez nadie lo impediría porque esta vez tenía una hermosa motivación: Isabella, quien siempre había querido verlo jugar y hoy por fin iba a estar en uno de sus partidos, pero no sería la única.
Severus llevaba a Isabella y Draco a su oficina, ya que ahí los esperaba una persona muy importante pero ellos no sabían nada.
— Falta poco para que inicie el partido, padrino —le dice Draco.
— Estaremos a tiempo ahí —le dijo Severus.
— ¿Sucede algo, papá? —le pregunta Isabella.
— No se alarmen, no es nada malo. Al contrario, alegrará su día —dijo Severus.
— ¿Por qué tanto misterio? —pregunta Draco.
— Ya basta de preguntas. Ahora entren —les indicó Severus.
Cuando Isabella y Draco entraron a la oficina de Severus, ahí estaba Narcissa Malfoy. Vestida con una elegante túnica negra y con una gran sonrisa. Narcissa por primera vez había decidido ir al colegio a ver jugar a su hijo en su partido de Quidditch, a pesar de las muchas negativas de su marido.
— ¡Madre! —exclamó Draco.
— ¡Cariño! —le dijo Narcissa.
— ¿Viniste a verme jugar? —pregunta Draco.
— Por supuesto que sí, Draco —dijo Narcissa.
— Que bueno que viniste, Cissy —sonreía Isabella.
— Juntas tenemos que vitorear a Draco hoy, mi niña —le dijo Narcissa.
— Claro que sí, Cissy —dijo Isabella.
— Pero antes quiero que me den un gran abrazo —les sonrió Narcissa.
Ambos se acercaron a Narcissa y la abrazaron. Permanecieron por unos segundos así, Draco estaba tan feliz y no quería defraudarlas. Cuando se separaron del abrazo, Draco tenía una gran sonrisa en el rostro.
— Estoy muy feliz de que estés aquí, madre —le dijo Draco.
En ese momento, Severus volvió a aparecerse por la puerta. Faltaba muy poco para que inicie el partido y ya debían ir al campo de Quidditch.
— Se hace tarde, Draco debes ir a los vestuarios ya —le dijo Severus.
— Ve, cariño. Isa, Severus y yo estaremos entre la audiencia —le dijo Narcissa.