❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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Era de noche, Isabella le iba a enseñar a Draco a hacer su Patronus. Estaban en la habitación de ella, Isabella primero le iba a mostrar su propio Patronus.
— Un Patronus de cuerpo entero es el más difícil de invocar pero su forma de escudo puede ser igualmente útil contra varios oponentes —le explica Isabella.
— Serás una grandiosa profesora algún día —le sonreía Draco.
Isabella sonríe sin decir nada al respecto. El tiempo lo dirá.
— El Encantamiento Patronus es complicado, excesivamente avanzado —decía Isabella imitando la lección que le dio Severus— Bueno, eso me dijo mi padre.
— ¿Cuándo te lo enseñó? —le preguntó Draco.
— Después de tercer curso, cuando volvió de Hogwarts y me contó que los dementores estuvieron vigilando el castillo durante mucho tiempo —cuenta Isabella.
— Sí, lo recuerdo. Harry se desmayaba siempre al verlos —menciona Draco tratando de no reír.
— Imagino que no perdiste la oportunidad de burlarte de Harry —le dice Isabella.
— En mi defensa, ahí todavía nos llevábamos mal —le dice Draco.
— Ahora Harry sabe hacer un Patronus y tú todavía no —le dijo Isabella.
— Muy graciosa, preciosa —dijo Draco.
Isabella sonreía, luego levantó su varita y haciendo el movimiento correcto con la mano, dijo el encantamiento:
— ¡Expecto Patronum!
De la punta de su varita surgió un animal plateado, deslumbrante y cegador. El Patronus de Isabella era un Osprey, el ave pescadora comenzó a volar por la habitación. Mientras ambos lo miraban con una sonrisa.
— ¡Es increíble! Me pregunto cual será el mio —decía Draco muy ansioso.
— Quizá lo sospeches, pero no puedes saber qué forma adoptará tu Patronus hasta que consigas conjurarlo —le dice Isabella.
— ¡Estoy listo! —sonreía Draco.
— Debes pensar en un poderoso recuerdo, él más feliz que recuerdes —le indicó Isabella.
Draco comenzó a pensar en cual de todo sus recuerdos era el más feliz. Tal vez cuando jugaba con Isabella en su infancia. Incluso cuando bailaron de niños mientras su padre tocaba el piano. Tal vez la vez que su madre lo vio ganar un partido de Quidditch.
— Un momento muy feliz, muy poderoso e intenso —decía Isabella.
Tal vez cuando se enteró que Isabella por fin vendría a Hogwarts con él. Cuando la besó por primera vez. Tal vez cuando bailaron en el Baile de Navidad. Incluso cuando tuvieron su primera vez...
