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El silencio era absoluto. Jimin estaba de pie en algún lugar, completamente a oscuras, sin ver ni escuchar nada. No hacía frío pero su cuerpo se sentía helado. Dio un pequeño paso hacia adelante. En realidad no sabía donde estaba delante y donde estaba detrás. No sabía por qué estaba en ese lugar ni qué era ese lugar. Solo sabía que tenía frío, frío y miedo.

Jimin quería salir de allí, necesitaba salir de ese sitio. Empezó a caminar. Tenía temor de tropezar con algo, caer por algún barranco, pero le daba aún más miedo permanecer quieto. Aceleró el paso y al cabo de un rato vio un pequeño destello de luz.

Si había luz, entonces tenía que haber una salida. Jimin empezó a correr hacia ese punto. A cada paso que daba, la luz se iba haciendo más y más grande. Cuando traspasó el umbral de luz, el chico de Busan se encontró de pie en una bocacalle de Daegu, una calle que le resultó conocida.

Había estado allí, en ese sitio había visto por primera vez a aquel ser terrorífico.

Allí había visto por primera vez un cuerpo muerto y destripado.

Y también había visto por primera vez cómo un ser humano se comía a otro.

Jimin tragó saliva. ¿Por qué estaba otra vez allí?

Inesperadamente apareció alguien ante él. Un hombre estaba tumbado en el suelo, con la vista clavada en el cielo. Tenía un agujero enorme en el abdomen y le faltaba una pierna.

Esa persona le resultaba muy familiar. Poco a poco la imagen ante él se volvió más nítida.

Jimin pudo reconocer a Kim Seokjin.

El chico gritó aterrado pero de su boca no salió ningún sonido.

A su lado había alguien más. Otra persona estaba sentada sobre un charco de sangre, comiendo ruidosamente. Jimin sabía lo que estaba comiendo, sabía lo que iba a pasar a continuación. Ya había vivido ese momento.

Ese monstruo estaba comiendo una pierna humana.

Las lágrimas cayeron de sus ojos cuando vio que ese monstruo era su hermano. Jimin intentó con todas sus fuerzas acercarse a él pero su cuerpo no se movía.

Jungkook le miró a los ojos. Su rostro había cambiado completamente. Parecía un cadáver en pleno proceso de descomposición. Su ojo derecho no estaba. El orificio era profundo, negro y de él salía un gusano enorme. El ojo izquierdo estaba inyectado en sangre. Su mirada era la de un asesino. Tenía trozos de carne humana entre los dientes y la sangre le caía por la comisura de los labios.

Jimin volvió a gritar con todas sus fuerzas. Esta vez sí había sonido. Pudo escuchar su propio grito claramente. Y también la voz de su hermano llamándole.

-¡Hyung!

-¡Hyung!

-¡JIMIN!

El chico de cabello rubio estaba completamente desorientado. Se había sentado en la cama, el corazón le latía fuertemente y su cuerpo temblaba.

Alguien le estaba abrazando. Tardó unos segundos en darse cuenta de que era su hermano.

-¿Jungkook?

-Sí, soy yo. Has tenido una pesadilla, hyung.

La voz del maknae era serena, calmada. Jimin en cambio hablaba con un tono agitado.

-¿Estás bien Jungkook?

-Estoy bien. Solo ha sido una pesadilla.

-Menos mal- suspiró aliviado.

El menor quería soltar a su hermano y preguntarle qué había soñado, pero el cuerpo del chico seguía temblando levemente, así que decidió alargar un poco más el abrazo.

-Menos mal que estás bien- susurró para sí mismo.

-Claro que estoy bien. No te preocupes- le animó.

-Ha sido el peor sueño que he tenido en mi vida.

-Solo ha sido una pesadilla- le tranquilizó -¿Quieres un vaso de agua?

-No.

-¿Quieres hablar sobre el sueño?

-No.

-Solo ha sido eso, un sueño- Jungkook soltó a su hermano y le acarició el cabello -No le des vueltas e intenta dormir.

-Vale.

Jimin se volvió a tumbar. Aquel sueño había sido demasiado real y lo que más miedo le daba, era el hecho de que no se trataba de un simple sueño.

No le había sucedido nada a su hermano ni tampoco a Seokjin, pero aquella chica había muerto de una manera espantosa. Y esos seres existían, no eran fruto de su imaginación.

El menor apagó la linterna del móvil.

-¿Qué hora es?- preguntó Jimin.

-Solo las tres- se dejó caer al lado de su hermano -Has soñado conmigo, ¿no?

Jimin titubeó. Sabía que Jungkook le iba a preguntar. Siempre había sido un chico muy curioso.

-Sí.

-¿Qué hice?

El mayor volvió a dudar. Todavía tenía muy presente el rostro putrefacto de su hermano, pero si no le contaba algo, seguramente no le dejaría en paz.

-Eras uno de ellos- dijo al fin -Y te estabas comiendo a Seokjin hyung.

Jungkook abrió los ojos como platos. Como estaban a oscuras, Jimin no pudo ver su expresión. El chico no se esperaba esa respuesta. Las palabras de su hermano mayor le habían sorprendido. Ahora entendía su reacción.

-No te preocupes hyung, yo nunca seré uno de ellos- le intentó calmar.

-¿Lo prometes?- el rubio sabía que eso era una estupidez. ¿Cómo podía prometer algo así? Pero en ese momento necesitaba escuchar esa mentira.

-Lo prometo. Siempre estaré a tu lado, amargándote la vida- dijo con un tono divertido.

Jimin esbozó una leve sonrisa.

-Nunca dejes de amargarme la vida, hermano.

-Nunca.

Vaya pesadilla más fea

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Vaya pesadilla más fea. Esperemos que nunca se haga realidad...

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora