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Habían pasado dos días desde que solucionaron el problema de los infectados. En las últimas 48 horas no se produjo ningún altercado más en los alrededores. Los pocos infectados que aparecieron por la zona se alejaron sin más inconvenientes.

Yoongi y Jimin aprovecharon esa calma para estar unos días a solas. Apenas se dejaban ver por la casa, solo salían del dormitorio cuando tenían que hacer la comida y la cena.

Aunque los menores insistieron en que podían alimentarse por su propia cuenta, la conciencia de Jimin no se lo permitía. Sabía que su hermano iba a tirar de Ramen, no tenía más opciones que esas y las de Taehyung eran incluso más limitadas.

Mientras la relación de los mayores se volvía más fuerte e íntima, la de los menores estaba pasando por un bache.

Jungkook intentaba evitar a Taehyung, buscaba cualquier excusa para estar a solas. Cada vez que el mayor iba a buscarle con la intención de echar unas partidas a algún videojuego, ver una película o simplemente charlar un rato, el maknae estaba ocupado haciendo algo.

A pesar de que se las ingeniaba bien para eludir a su amigo, era difícil hacerlo todo el tiempo. Como Yoongi y Jimin no estaban disponibles, Taehyung le buscaba constantemente y durante las comidas y las cenas se veía obligado a estar con él.

Encima Jungkook terminaba cediendo más veces de las que quería. Terminaba cediendo porque no quería que Taehyung sospechase nada, no quería bajo ningún concepto que alguien, y menos él, pudiera averiguar lo que había soñado.

Le incomodaba la presencia de Taehyung, le incomodaba cuando le miraba fijamente a los ojos, cuando hacía chistes o le rozaba sin querer.

Jungkook no tenía sentimientos románticos hacia él, eso lo tenía claro, pero no entendía el porqué de su sueño. Se había repetido una y otra vez que solo era un sueño tonto, un sueño sin significado, algo que probablemente había surgido por el estrés al que estaba sometido, pero a pesar de buscar tantas explicaciones, no podía dejar de darle vueltas al asunto.

—¡Por fin te encuentro!

Jungkook se sobresaltó. Al darse la vuelta se encontró a Taehyung sonriendo alegremente. Estaba tan absorto pensando otra vez en lo mismo que ni siquiera había escuchado las pisadas del mayor.

—Nos hemos visto hace nada— contestó con brusquedad.

—¿Es que te molesto?— preguntó ofendido.

—Claro que no— Jungkook metió las manos en los bolsillos del pantalón —Solo lo digo porque llevas días queriendo hablar con Yoongi hyung y hoy por fin está disponible. Pensé que estarías con él.

—Mi hermano está ayudando a Jimin a preparar la comida y no quiero interrumpir— se apoyó contra el muro de la azotea —Además, he venido por ti.

—¿Por mí?— se tensó un poco —¿Por qué?

—Sé que te has hecho daño en el hombro, llevas días disimulando pero lo sé.

—No es nada. Me esforcé mucho llevando la carretilla, solo es cansancio acumulado.

—Por eso te he traído esto— levantó la mano enseñándole el pequeño frasco que sujetaba —Jimin me ha dado aceite de lavanda. Este aceite es como un calmante, te vendrá muy bien.

Jungkook no pudo disimular, le miró como si le hubiera dicho que debía cortarse en la mano y tirarse a un mar lleno de tiburones.

—¿Qué pasa?— preguntó Taehyung sorprendido por su mirada —¿Qué ocurre?

—Nada, no es nada— Jungkook se dio la vuelta y miró hacia el bosque —Estoy bien, no lo necesito.

Taehyung le apretó el hombro y el menor se encogió del dolor.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora