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Jimin miró hacia la puerta. ¿De verdad estaba abierta o solo se lo estaba imaginando? El rubio se levantó del suelo con dificultad. Le dolían las extremidades y sentía que el cuerpo no le respondía como quería. Hizo un esfuerzo por caminar hasta la puerta y efectivamente, no era una ilusión, estaba abierta.

—Yoon... Yoongi— Jimin le miró asombrado —¡Está abierta!

Yoongi no contestó. Seguía sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared y la cabeza un poco ladeada hacia un costado.

—Yoongi, despierta— Jimin se arrodilló delante de él y le tocó el hombro —La puerta está abierta, podemos salir de aquí.

Su novio no respondió ni abrió los ojos.

El menor lo zarandeó con suavidad sin dejar de pronunciar su nombre. Con el paso del tiempo aumentó su desesperación y con ello la fuerza con la que lo estaba zarandeando.

—¡Yoongi! ¡Dijiste que no me dejarías solo!— gritó al borde de un ataque de ansiedad —¡Abre los ojos! ¡Despierta de una vez o te voy a golpear hasta que lo hagas!

El mayor no abrió los ojos pero frunció un poco el ceño.

—¿Y-Yoongi?— Jimin se dio cuenta y tomó su rostro entre sus manos —Sigues aquí, ¿verdad?— le temblaba todo el cuerpo del frío que sentía —Yoongi, dime algo.

—T-Tengo s-sueño...

—Lo sé, lo sé, pero no puedes dormirte— suplicó con temor —La puerta está abierta.

—¿P-Puerta?— Yoongi abrió los ojos con dificultad.

Jimin sintió un alivio indescriptible al ver otra vez el color de sus ojos. Parecía un poco aturdido pero estaba vivo y eso era lo único que le importaba.

—Mi amor, necesito que hagas un esfuerzo por mí, ¿vale?— sus ojos se llenaron de lágrimas pero se obligó a no llorar —Voy a coger nuestras cosas y luego necesito que camines conmigo, ¿de acuerdo?

—T-tengo f-frío...

—Lo sé, lo sé, pero no te preocupes, entrarás en calor— se secó las lágrimas con la mano —Confía en mí, yo me ocuparé de todo.

Jimin vio cómo se le volvían a cerrar los ojos. No podía perder el tiempo, Yoongi estaba alcanzando su límite y si seguían ahí, terminaría muriendo. Se levantó del suelo, cogió las dos mochilas que estaban a un lado del mayor y se las colgó a la espalda. Luego fue a por las katanas, las sujetó con una mano y con la otra ayudó a ponerse en pie a su novio.

Jimin necesitó mucha fuerza para levantar a Yoongi. El joven casi no podía mantenerse en pie.

—Cariño, necesito que camines conmigo. ¿Puedes hacerlo?

Yoongi le miró a los ojos. Aunque Jimin le hablaba con afecto su voz denotaba una gran tensión. Ese detalle no pasó desapercibido para él, a pesar de encontrarse algo desorientado.

—V-vale...

Los primeros pasos que dieron le costaron a ambos. A Yoongi porque su cuerpo no le hacía caso y a Jimin porque cargaba con mucho peso y él tampoco estaba en las mejores condiciones.

Poco a poco el cuerpo de Yoongi volvió a obedecerle y ambos salieron de allí.

Jimin rezó por no encontrarse con ningún infectado. Si aparecía uno podía manejarlo pero si venían en grupo estaban perdidos.

Saltar de la sartén para caer en las brasas sería demasiado cruel. Afortunadamente para ellos, no había ninguno a la vista.

—Quédate aquí— el rubio lo apoyó contra la pared —Voy a mirar a donde lleva la puerta del fondo— el menor le dio una katana —¿Puedes sujetarla?

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora