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Jimin subió por las escaleras pensando en Jungkook y en Taehyung. El rubio no sabía cómo estaban las cosas entre ellos pero hacerles pasar la noche juntos le parecía una buena idea para obligarles a solucionar sus problemas.

El joven entró en su dormitorio pensando en un plan B. Si el plan A fallaba y no eran capaces de arreglarlo, entonces tendría que hablar con Jungkook y averiguar de una vez por todas lo que su hermano sentía por Taehyung.

El chico escuchó un ruido proveniente del cuarto de baño y se acercó para ver de qué se trataba. Al abrir la puerta vio a Yoongi sentado sobre el borde de la bañera, con la mano metida en el agua.

—¿Qué haces?— le preguntó sorprendido.

—Cumplir nuestra promesa.

—¿Promesa?

—¿No lo recuerdas? En el supermercado te pregunté "¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando llegues a casa?" y tú contestaste...

—"Darme un baño caliente con mucha espuma"— respondió Jimin —Te acuerdas...

—Nunca lo olvidaría— le sonrió con cariño —Ven aquí.

—Oh no, no, no, no, no, no, no— retrocedió y le señaló con el dedo —Veo lo que pretendes y no creas que me voy a ablandar por esto.

Jimin intentó mostrarse enfadado pero su expresión no daba ningún miedo. Que Yoongi hubiera recordado aquella promesa le había emocionado y no conseguía ocultarlo.

El chico de Daegu se le acercó con calma, mirándole fijamente a los ojos.

—No, claro que no— le acarició la mejilla con el pulgar, dejando un rastro de espuma sobre su piel —Sé que sigues muy enfadado conmigo.

—Mucho— contestó sin confianza —Estoy que ardo.

—¿Ah si?

—De lo enfadado que estoy— matizó rápidamente al ver su sonrisa pícara —Ardo de ira.

—Eres muy tierno cuando intentas parecer enfadado— señaló divertido.

Jimin se cruzó de brazos y torció la boca.

—Tienes suerte porque soy un ángel, que...

Yoongi le robó un beso.

—Lo eres. Y no sabes la suerte que tengo de tenerte a mi lado.

Yoongi le volvió a besar, esta vez con más intensidad. Jimin separó los brazos e intentó agarrase a su cintura pero el chico retrocedió antes de darle tiempo a hacerlo.

—¿Sigues queriendo tomarte una copa conmigo?— le preguntó con una sonrisa de lo más tierna.

A Jimin se le aceleró el corazón. Estaba demasiado enamorado de esa sonrisa.

—¿Cómo voy a decirte que no?— se quejó limpiándose la espuma con la mano —Me has tendido una trampa.

—¿Una trampa? ¿Yo?

Su cara de inocencia no engañó al rubio pero la expresión que puso le llevó a soltar una pequeña carcajada.

—Maldita sea, Yoongi— se puso de morros al sentir cómo cedía —Debería castigarte por ser tan capullo.

—Deberías, pero no puedes porque eres un ángel— le recordó.

—Oh no, no uses mis palabras contra mí— le amenazó una vez más con el dedo pero terminó desistiendo al ver su sonrisa —¿Qué quieres tomar?— suspiró derrotado.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora