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Llevaban diez minutos descansando a orillas del río. Seokjin se había tumbado en el suelo mientras Yoongi y Jimin reposaban sentados de espaldas al río.

El mayor estaba enfrente de ellos. Después de quitarse la ropa y escurrirla, se había acomodado en el terreno de piedra.

-No sé cómo puedes estar tumbado ahí. Me duele la espalda solo de verte- le dijo Yoongi.

-Pero si tú te quedas dormido en cualquier lugar- le espetó -Deja de menospreciar este suelo. Tiene todo el derecho a disfrutar de mi cuerpo.

Yoongi puso los ojos en blanco y Jimin esbozó una leve sonrisa. El joven de Anyang siempre conseguía animar el ambiente.

-Tenemos suerte de estar en primavera. Si nos pasa esto en pleno invierno morimos congelados- dijo Seokjin.

-Todavía hace un poco de fresco pero se aguanta- el chico de cabello negro estaba jugando con una piedra blanca que había encontrado en ese mismo lugar.

-Por cierto- Seokjin miró a Jimin -No te lo he preguntado y me pica la curiosidad. ¿Qué estudias?

-Estoy estudiando danza moderna.

-¿Eres bailarín?- se sorprendió Yoongi -Tienes cara de abogado.

-¿Qué dices?- se sentó de sopetón -¡¿Pero le has visto el cuerpo?!

Jimin bajó la mirada avergonzado. El mayor le había señalado descaradamente levantando ambos brazos.

-¿Y qué? Un abogado también puede tener buen cuerpo, ¿sabes?- Yoongi seguía deslizando la piedra entre sus dedos.

-Evidentemente que puede, pero tú has elegido esa profesión porque tiene dinero.

-Los niños ricos suelen elegir ese tipo de profesiones, ¿no? ¿Acaso me equivoco?- se defendió Yoongi.

-¡Jimin no es como los demás! ¿Es que no lo ves?

El menor no pudo contenerse. Yoongi le imponía mucho respeto y ver cómo le regañaba Seokjin le causaba mucha gracia. Pasó de la vergüenza a la risa en pocos segundos.

-¿Qué te hace tanta gracia?- le preguntó Yoongi arqueando una ceja.

-Nada. Es que parecéis muy buenos amigos- contestó más animado.

-Somos mucho más que buenos amigos- dijo Seokjin con un aire teatral.

-No lo somos- la respuesta fue tajante.

Seokjin miró a Yoongi con cara de indignación. El chico había dejado de jugar con la piedra.

-¿Cómo puedes decir eso? Hace un rato casi mueres por salvarme la vida- Seokjin se sentó a su lado y le agarró del brazo -¡Eres tan ruin, Min Yoongi!- lloriqueó.

-Vale, vale, pero aléjate un poco. No te me pegues tanto que estás muy ligero de ropa.

-No seas dramático, todavía llevo los calzoncillos puestos- le sonrió divertido.

-Y será mejor que siga así, Jin- Yoongi se levantó del suelo y se sentó a unos pocos metros de allí. No le gustaba cuando Seokjin se ponía tan pegajoso.

-Jimin, ¿has visto eso? Es tan arisco conmigo- se quejó indignado -Y no tiene ningún respeto. Desde que nos conocemos siempre me ha llamado Jin. Ni una sola vez le he escuchado pronunciar hyung.

-Eso muestra que somos cercanos- dijo Yoongi -¿No querías eso? De verdad Jin, no hay quién te entienda- se burló.

Jimin volvió a reír y los mayores también se rieron. Por un segundo parecían tres amigos de acampada. Sin tienda ni alimentos, claro, pero tres amigos de viaje al fin y al cabo.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora