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Jimin entró en casa y cerró la puerta con llave. El joven se quitó las botas militares en la entrada y dejó la katana en su sitio. Traía la ropa llena de sangre, así que decidió desvestirse ahí mismo para no asustar a los demás.

Caminó en ropa interior hacia el salón y se sorprendió al encontrarse con las luces apagadas.

«¿Dónde están?»

En el exterior había oscurecido y el mayor de los Park contaba con una bronca por parte de Jungkook, una bronca que habría aceptado con gusto ya que era consciente de que su comportamiento no había sido el más apropiado.

Jimin no encendió la luz, llevó la ropa sucia al cuarto de lavado y luego subió al segundo piso. Cuando llegó se percató de que todas las puertas del pasillo estaban cerradas.

«Qué raro. ¿Estarán durmiendo?»

Jimin decidió darse una ducha rápida y ponerse algo de ropa antes de ir a ver a los demás. No tardó en quitarse toda la suciedad de encima, curarse las heridas de las manos y vestirse con un pantalón de pijama azul oscuro y una camiseta blanca de tirantes.

El rubio fue primero al dormitorio de su hermano. Llamó a la puerta y entró a los pocos segundos. La habitación estaba a oscuras pero la luz que desprendía la luna y que entraba a través de la ventana le permitió ver dónde estaba el maknae sin necesidad de encender la luz.

-¿Jungkook?- se acercó -Jungkook, ¿estás despierto?

El menor no contestó. Jimin dudó por unos segundos pero finalmente se sentó sobre el borde de la cama. Aunque el maknae estaba durmiendo sintió la necesidad de dedicarle unas palabras.

-Lo siento, Jungkookie- dijo en voz baja -Te lo he puesto muy difícil, ¿verdad?

El chico estaba tumbado de costado, dándole la espalda.

-Siento haber sido un egoísta. No soy el único que le ha perdido pero he actuado como si lo fuera- hizo una pausa -No volveré a irme de esa manera... No volveré a dejarte cargar con todo. Ya no tienes que tener miedo por mí, no te voy a dejar solo- le tocó la pantorrilla -Seré mejor hermano, te lo prometo.

Jimin se levantó de la cama, se inclinó sobre él y le dio un beso en la cabeza.

-Te quiero.

«No voy a permitir que te conviertas en uno de ellos. Me tragaré mi dolor y cuidaré de ti y de TaeTae. No importa cómo, debéis sobrevivir»

Jimin abrió la puerta y Mellie entró en la habitación. La perrita subió a la cama de un salto y se acomodó junto a la espalda del maknae.

-Cuida de él, princesa.

El rubio cerró la puerta sin hacer ruido y caminó hacia el dormitorio de Taehyung. Llamó, esperó y al no recibir una respuesta, entró.

El cuarto también estaba a oscuras, igual que el del maknae. Jimin encendió la luz pero la habitación estaba vacía. Buscó al menor en el cuarto de baño sin éxito.

«¿Dónde ha ido?»

El rubio subió a la azotea, quizá estaba tomando el aire pero allí tampoco le encontró.

«¿La sala de música?»

Jimin no quería entrar en esa habitación, no quería ver el piano. Bajó por las escaleras suplicando que Taehyung no estuviese allí. Recorrió el pasillo del segundo piso sintiendo cómo la ansiedad crecía en él.

-No puedo...- dijo para sí mismo antes de pararse cerca de la barandilla -No puedo...

«Tienes que poder. Yoongi prometió cuidar de Jungkook si te pasaba algo, es tu deber hacer lo mismo por él. Tienes que buscar a su hermano y asegurarte de que está bien. Debes hacerlo»

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora