07

63.5K 10.1K 10.7K
                                    

El fuego se estaba acercando cada vez más al edificio de Seokjin. A ese paso, en menos de treinta minutos su barrio estaría completamente envuelto en llamas.

El mayor seguía conmocionado pero a pesar de la angustia, no había tardado en reaccionar a las indicaciones de Jimin.

-Tenemos que llevarnos toda la comida, el agua y los medicamentos que tengas- le había dicho.

Y eso hicieron. Habían cargado tres mochilas con comida, ropa, medicamentos y bebidas.

Seokjin sabía que no volvería a su apartamento. El calor era cada vez más intenso y no se oían sirenas de bomberos por ninguna parte.

Antes de irse cogió una fotografía de su familia y la metió en el bolsillo del pantalón.

-¿Tenéis todo?- preguntó Jungkook mientras se ataba sus deportivas negras.

Los demás ya se habían calzado. Estaban en la puerta, revisando las mochilas.

-Creo que tenemos todo- Seokjin cogió la mochila de la comida y se la colgó a la espalda.

Jungkook tomó la de la bebida y los medicamentos mientras Jimin se encargó de llevar la mochila de su hermano, que era la de la ropa.

-¿Dónde tienes el coche?- le preguntó el maknae.

-Está en el garaje. Podemos bajar por las escaleras.

Seokjin fue el primero en salir del apartamento. Antes de hacerlo, le dedicó una última mirada a ese lugar que había sido su hogar durante años.

Sentía una fuerte presión en el pecho por dejar su casa de esa manera, pero no tenía elección. Quedarse significaba la muerte.

Las puertas de algunos vecinos estaban abiertas. No se encontraron con nadie durante el camino hacia el garaje. Probablemente la mayoría ya había huido de allí. Bajaron por las escaleras sin detenerse en ningún momento.

Seokjin abrió la puerta que conectaba el edificio con el garaje. El sitio era pequeño pero amplio. Solo quedaban cinco de los doce coches que tenían plaza en ese lugar.

-¿Cuál es el tuyo?- preguntó Jimin.

-El Kia blanco.

El automóvil de Seokjin era un vehículo sencillo de cuatro plazas. Parecía tener al menos ocho años y estaba aparcado en un rincón del garaje. No tenía otros coches al lado.

Los hermanos Park se sentaron en la parte de atrás y colocaron las mochilas en el suelo.

Seokjin se sentó al volante, soltó la mochila en el asiento del copiloto y puso el coche en marcha. Se dirigió rápidamente hacia la salida del garaje, pero tuvo que frenar a los pocos metros para sopresa de sus acompañantes.

-¿Qué sucede? ¿Por qué frenas?- preguntó Jungkook.

Él y su hermano miraron al frente y vieron a un hombre mayor, de unos 70 años, parado en mitad del camino. El anciano tenía una herida espantosa en el brazo. Visto desde cerca parecía que había sufrido el mordisco de algún animal salvaje.

-Es mi vecino, el Señor Kwon- contestó sobrecogido.

-Seokjin hyung, ese ya no es tu vecino- le intentó explicar Jimin con toda la calma que pudo.

-Por favor, tenemos que salir de aquí- pidió Jungkook.

Las llamas se aproximaban y no podían perder el tiempo. Ambos muchachos entendían el pesar de Seokjin, pero no podían entretenerse ahí. La vida de todos estaba en peligro.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora