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La avalancha de patadas cesó. Taehyung no supo cuantos golpes recibió. La boca le sabía a sangre y el cuerpo le dolía a rabiar. No podía ver bien. Algo nublaba su vista. ¿Era sudor o sangre lo que le caía por la frente? No lo sabía. Estaba mareado y desorientado.

-¡Hyung!

Los gritos de Jungkook se oían por todo el salón.

Taehyung no pudo responder. No tenía fuerzas para abrir la boca y decirle que estaba bien. Además era evidente que no lo estaba.

-¡Vaya!- dijo Goongmin sorprendido -¡Tiene aguante!

-Hyungnim, ¿quieres que acabe con él?- Hyeon se relamió los labios.

-No- se sentó en cuclillas delante de su víctima y le tiró del cabello, obligándole a mirar hacia arriba -Creo que todavía puede seguir jugando.

Jungkook no podía apartar la vista de Taehyung. Su amigo tenía una herida en la ceja que no dejaba de sangrar. El labio estaba partido y el golpe que se había llevado en la frente y cuya herida habían tratado la noche anterior, se había vuelto a abrir. Su rostro estaba hinchado y cubierto de sangre.

Jungkook se quedó completamente horrorizado. Tuvo que luchar contra las ganas de llorar. Si Taehyung había recibido esa paliza era por su culpa. Todo lo que estaba pasando era por su maldita culpa.

-Taehyung, ¿me oyes?- dijo el del tatuaje -¿Quieres seguir jugando?

El chico le miró a los ojos y asintió con la cabeza.

Jungkook no podía más. Se golpeó con las manos en la frente y se tiró del pelo. Estaba desesperado.

A Meephuk le causó gracia.

-Eres muy valiente- Goongmin soltó al chico -¡Te mereces un trago!

El jefe empezó a abrir todas las puertas de los armarios de la cocina. Parecía estar buscando algo en concreto. Encontró una botella de vino tinto en la puerta de la esquina.

-Pingus- leyó en voz alta -O cómo se diga.

-¿Qué es?- preguntó Meephuk.

-Parece un vino extranjero- buscó un abrecorchos entre los cajones -¿Te gusta el vino, Taehyung?

El joven de Daegu no escuchó lo que dijo. Le estaba costando mantenerse despierto. Sentía que podría desmayarse en cualquier momento.

-¡Taehyung! ¡Te estoy hablando!

El tono que usó Goongmin estremeció a Jungkook. Taehyung seguía sin contestar.

-¿Hyung?- susurró el maknae con temor. Su amigo no se movía.

Goongmin abrió la botella y la dejó sobre la superficie de la cocina. Se acercó al chico para mirar si todavía seguía vivo.

Esos pocos segundos que tardó en llegar, sentarse en cuclillas y tomarle el pulso, se le hicieron eternos a Jungkook. No podía respirar de la enorme presión que sentía en el pecho.

-Tiene pulso- le levantó la barbilla -Parece que nuestro amigo se ha echado un sueño.

El hombre del tatuaje de serpiente le dio dos bofetadas. Taehyung abrió los ojos de golpe.

«¡Estás vivo! ¡Por favor hyung, no te mueras!»

Jungkook estaba tan asustado que ni se dio cuenta de que estaba llorando.

-¿Hola? ¿Sigues con nosotros?

Taehyung le miró aturdido. El hombre colocó el brazo del chico sobre su hombro y lo agarró de la cintura. Ayudó al joven a levantarse del suelo y lo sentó sobre una de las sillas de la mesa del comedor.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora