Evanescente | ¹

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Los recuerdos de aquel día golpearon a Jimin con firmeza. El aspecto del hombre cuyo rostro no lograba recordar se volvió más nítido. El desconocido que le había entregado un caramelo de piña en el coche, no era otro que su propio padre.

Jimin sintió la respiración muy pesada. La duda de estar viéndole en un sitio como ese le llevó a desviar la mirada hacia Jungkook para comprobar si estaba sufriendo alguna clase de alucinación. Pero el maknae no solo mostraba un asombro similar al suyo, estaba extremadamente pálido.

—¡Hijos! ¡De verdad sois vosotros!

Ni Jimin ni Jungkook se movieron un centímetro; estaban tan desconcertados como los demás.

—Me han informado sobre vuestra llegada. Al principio pensé que se trataba de un error pero es verdad— sonrió mientras se movía hacia ellos —¡Estáis aquí! ¡Qué alegría de veros!— los abrazó a ambos —¡Qué alegría!

Jungkook fue el primero en responder a su abrazo; Jimin tardó un poco más pero al final hizo lo mismo que su hermano menor.

—¿Cómo es posible...?— el hombre besó a Jungkook en la mejilla —¡Os creía muertos...!

Ninguno supo qué decir. A pesar de las mil preguntas que rondaron sus mentes, estaban demasiado impresionados por la situación como para formular una pregunta decente.

Yoongi observó con la misma incredulidad que los demás cómo los inundaba con muestras de cariño. Ver al Señor Park tan afectuoso y efusivo, chocaba mucho con la impresión que tenía de él.

Taehyung en cambio contempló la escena con repulsión. Ayer se había enterado de todas las barbaridades que le había hecho ese hombre a Jungkook y ahora lo tenían justo delante, besando a sus hijos como un padre modélico.

—¿Cómo es posible que estés aquí?— consiguió decir Jimin al cabo de un rato —¿Qué significa todo esto, papá?

El hombre le miró fijamente a los ojos. Hacía años que su padre no le miraba con tanto afecto. Antes de contestar a su pregunta, el Señor Park volvió a abrazar a Jimin.

—Qué delgado estás, hijo mío— le acarició la espalda —Sé que tienes muchas preguntas, yo también las tengo pero primero debéis comer. Tus compañeros también tendrán hambre.

El Señor Park miró a Eunha con tanta intensidad que la muchacha solo pudo asentir con la cabeza.

—Voy a pedir que os preparen algo— le apretó el brazo a Jungkook —Y luego quiero que me contéis cómo habéis sobrevivido todos estos meses— se giró hacia la puerta.

—Papá— Jungkook rompió su silencio —¿Dónde está mamá?

El hombre se dio la vuelta y le miró con una suave sonrisa.

—En Londres.

—¿De verdad?— Jimin sintió un fuerte vuelco en el corazón —¿Entonces mamá está bien?

—Vuestra madre está en un lugar seguro— miró a su hijo mayor —No os preocupéis por ella.

Jimin abrazó al maknae estrechamente.

—¿Has oído, Jungkookie? Mamá está bien.

El menor oprimió las ganas de llorar. Saber que su madre seguía viva era la mejor noticia que le podían dar. Yoongi y Taehyung desearon compartir esa felicidad con ellos pero se mantuvieron al margen, observando en silencio la alegría de los Park.

Monsieur salió un instante del despacho para hablar con Hyojin y Minhyuk en el pasillo.

A Taehyung solo le dio tiempo de apretar el brazo de Jungkook levemente, transmitiéndole con ese pequeño gesto su apoyo. Sabía que la presencia de su padre le había impactado más que a nadie.