Evanescente | ¹

34

No hacía ni frío ni calor, tampoco se escuchaba ninguna clase de sonido. El silencio era sepulcral.

A cualquier otra persona le habría asustado encontrarse en un parque desconocido y abandonado, pero Yoongi no tenía miedo. No sabía cómo había llegado hasta allí ni tampoco dónde estaba ni por qué sentía tanta calma.

Hacía tiempo que no percibía una sensación tan agradable. Probablemente era la primera vez en su vida que experimentaba una emoción tan profunda.

En aquel lugar, Min Yoongi estaba en paz.

Giró la cabeza y analizó el sitio. El parque era viejo, pequeño y solo tenía dos columpios y cuatro bancos. La hierba parecía recién cortada pero no olía a nada.

—Qué extraño— dijo en voz alta.

—¿No te gusta?

El chico de cabello negro se dio la vuelta de inmediato pero no vio a nadie. ¿Se lo había imaginado?

—Solía jugar en este parque cuando era pequeño.

Otra vez. Yoongi miró enérgicamente en todas las direcciones pero en aquel lugar no había nadie. ¿Quién estaba hablando? La voz le sonaba familiar pero tenía un eco extraño que le hizo dudar.

—Me encantaba este columpio. Podía pasar horas y horas en él.

El joven de Daegu miró hacia el columpio y vio una silueta. Había una persona sentada sobre él pero la luz que desprendía aquel desconocido no le dejaba ver bien.

—¿Por qué te escondes?— preguntó —Déjame verte.

Yoongi notó cómo la luz se volvía más intensa. No podía escuchar pasos ni tampoco percibía su presencia. Tuvo que cerrar los ojos con fuerza de lo intensa que era la claridad. Se quedó quieto durante unos segundos y no dijo nada, solo esperó.

—Abre los ojos, Yoongi.

Y eso hizo. Abrió los ojos y le miró directamente a la cara. Seokjin le sonrió con suavidad.

Su amigo estaba delante de él. Llevaba la misma ropa que vestía en la fotografía que le había dado Jimin. Yoongi se quedó perplejo.

—¿No vas a decir nada?

—Esto es un sueño— murmuró —Lo estoy soñando, ¿no?

—¿Lo estás soñando?— Seokjin cambió su expresión. Su voz sonaba enigmática —¿Qué crees?

Yoongi alzó la mano. Quería tocar su brazo pero no se atrevió. Paró a mitad de camino. Tenía que ser un sueño, los muertos no se comunicaban con los vivos. Él no creía en esas cosas. Su hermano sí aceptaba lo espiritual pero a él solo le parecían tonterías.

Aun así le entró la duda. Seokjin parecía tan real. Todo ese lugar parecía tan real.

—¿Estás cuidando bien de Taehyung?

Yoongi se sobresaltó. No solo se veía igual que Seokjin, también hablaba como él.

—Él es fuerte pero te necesita. Sobre todo ahora.

—Cuidaré de él.

—Lo sé— le dijo con una gran sonrisa —Siempre lo has hecho.

—¿Dónde...?

—¿Dónde estoy? ¿Tú qué crees?

Yoongi movió la cabeza dando a entender que no lo sabía. Estaba tan desconcertado con su presencia que no sabía qué contestar.

—Estoy aquí— Seokjin señaló el corazón de Yoongi —Y siempre lo estaré. Así que deja de llorar como un niño pequeño y empieza a preocuparte por tu familia. Eres el mayor, ¿no? Ahora es tu responsabilidad.