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Sábanas arrugadas. Dulces jadeos.

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Yoongi contempló el cuerpo sudoroso de su novio retorciéndose sobre la cama. Sus mejillas sonrojadas invitaban a besarlas, tanto como los labios rosados que se separaban y juntaban espontáneamente, liberando pequeños e intensos gemidos de placer.

Yoongi anheló rozar su rostro, recorrerlo con la lengua y dejar su sello sobre él; pero no podía. No podía porque estaba de pie frente a la cama, sujetando las piernas del rubio mientras lo penetraba lentamente.

Los ojos de su compañero permanecían tapados con un pañuelo negro de seda. Era difícil buscar las palabras adecuadas para expresar lo que Jimin le hacía sentir. La imagen era tan hermosa que Yoongi deseó tomarle una fotografía y enmarcarla de por vida.

Envueltos en una corriente de intenso placer, ninguno notó cómo se abría la puerta de la habitación.

Yoongi cerró un poco las piernas del rubio, colocándolas sobre los hombros y sujetándolas frente a su cuerpo. El chico besó y lamió el tobillo derecho del menor sin dejar de embestirle. Jimin se agarró a las sábanas por la fuerte sacudida que sintió; Yoongi se deleitó viendo lo que conseguía provocar en él.

El orgasmo no tardó en alcanzarlos a ambos. El mayor se corrió sobre su vientre, como disfrutaba hacer y luego se dejó caer encima del cuerpo caliente y agitado de su pareja.

✦✦✦ 

—¿Estás bien?— preguntó fuera de aliento.

—Estoy en el cielo— aseguró Jimin con voz entrecortada.

—Te has portado como un ángel— le besó con ternura, quitándole la venda de los ojos —Agradezco no haber tenido que atarte a la cama.

—Yo siempre me porto bien— una sonrisa pícara se dibujó sobre su rostro —Pero si para que me ates tengo que portarme mal, me convertiré en un demonio.

—El Doctor ha dicho que debes descansar. Puedes ser un demonio en cuanto te recuperes. Hasta entonces quiero que sigas siendo un angelito.

—Te has tomado sus palabras muy en serio— le tocó el labio inferior con el dedo —Ni siquiera me has dejado hacerte el amor— hizo un puchero —No es justo.

—No me pongas esa cara de pena, Jimin, no funciona conmigo. Hasta que no estés al 100% no pienso dejar que te esfuerces. Tu salud es lo más importante.

—No es esfuerzo cuando se trata de sexo— insistió —¿Es que quieres pasarte el kamasutra haciéndolo absolutamente todo?

—Contigo iba a pasarme el kamasutra de todas formas. Por algún lado había que empezar, ¿no?

—Contra esa lógica no puedo decir nada— se rió —Tú ganas.

Yoongi le acarició la mejilla mientras intercambiaban una profunda mirada. El mayor le besó los labios, luego fue subiendo por su mejilla hasta llegar a la oreja. Jimin giró un poco la cabeza, dándole mejor acceso a su novio.

Al mirar hacia la puerta se encontró con una desagradable sorpresa; su padre estaba en mitad de la habitación.

—¡Oh! ¡Por Dios! ¡Papá!

Yoongi arqueó una ceja extrañado. Nunca le había llamado papá en la cama pero con Jimin todo era posible. El malentendido se disipó en cuanto su chico lo apartó bruscamente de encima. Al caer sobre el colchón se encontró con la mirada penetrante de Park Jongsuk.

«¡Hostia puta!» Yoongi no pudo disimular el sobresalto que le causó.

—¿Q-Qué haces aquí?— Jimin agarró las sábanas, tapando inmediatamente a ambos —¿P-Por qué no h-has llamado?— preguntó muerto de vergüenza.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora