Evanescente | ¹

54

Yoongi tragó saliva. Las palabras de Jimin le habían provocado un leve pálpito en la entrepierna. Le miró a los ojos y se encontró con una mirada segura, sin un ápice de duda; solo llena de deseo. 

Agarró al menor de la nuca y le besó con pasión. Jimin se dejó llevar por la intensidad de sus besos. Deseaba estar con él, deseaba tocarle y sentirle, explorar su boca y saborear cada uno de sus besos. Abrazó a Yoongi por la cintura y apretó su cuerpo contra el suyo. El mayor deslizó la mano por la espalda hasta llegar a su trasero. Lo agarró con fuerza y Jimin se separó de su boca, expulsando un pequeño suspiro de placer. 

Ese gesto encendió aún más el deseo en Yoongi. El joven volvió a apoderarse de su boca, dándole intensas caricias con la lengua. Al mismo tiempo lo llevó hacia la cama, o eso creía Yoongi, con el fervor de los besos no se percató de la cómoda que tenía en el camino y chocó de espaldas contra ella. 

La vasija egipcia que decoraba la superficie cayó al suelo y se rompió en varios pedazos. El ruido hizo que ambos se separasen. La cara del mayor palideció al ver esa pieza de arte destruida en el suelo.

—Lo siento...— dijo sorprendido —Yo...

—No importa— contestó el menor completamente desinteresado. Se sentó encima de la cómoda de madera y extendió los brazos hacia él —Ven aquí.

—Parece muy cara— Yoongi ni siquiera se fijó en él, seguía mirando la vasija.

—Hyung— Jimin agarró su camisa y tiró de ella —Ven aquí.

El chico dio dos pasos hacia delante y se quedó parado entre las piernas del rubio.

—¿Era una pieza original?— preguntó preocupado.

—Ni lo sé...— empezó a besarle el cuello lentamente —Ni me importa.

—¿Cuánto cuesta?

—¿Me estás ignorando por una vasija?— suspiró molesto —¿Sabes? Si tanto te preocupa...— acarició su labio inferior con el pulgar —¿Por qué no me la pagas con tu cuerpo?

Yoongi le miró fijamente a la cara. ¿Qué había dicho? La mirada de Jimin era descarada y provocativa. El mayor se olvidó del recipiente, de su origen, del coste y de todo lo que les rodeaba.

—¿Vuelves a prestarme atención?— Jimin sonrió complacido y le besó en la comisura de los labios —Bien, solo te puedes distraer conmigo— lo agarró del cabello y le besó con anhelo.

A Yoongi le excitaba verle tomar el control. Saboreó la presión que ejercía sobre su lengua y le dejó marcar el ritmo a su antojo, mientras él le quitaba la chaqueta roja y la dejaba caer a un lado de la cómoda. Levantó a Jimin por la cintura sin dejar de corresponder a sus besos. El joven de cabello claro le rodeó con las piernas y se sujetó con fuerza. Recorrió con la boca el camino hacia su oreja, lamiendo y mordisqueando suavemente hasta llegar al lóbulo. 

Jimin podía sentir el placer que le estaba provocando con la lengua. Yoongi dejó caer al joven encima del colchón y se tumbó inmediatamente sobre él.

—Me estás volviendo loco.

Jimin abrió la boca para contestarle pero Yoongi le calló con un beso húmedo. El cuerpo del menor tembló de excitación. Metió las manos por debajo de la camisa y las deslizó por su espalda. La piel de Yoongi era cálida y suave, a Jimin le gustó cómo se sentía.

Luego acarició su trasero por encima del pantalón mientras Yoongi le seguía comiendo la boca.

Jimin quería más, quería acceder a otra parte de su cuerpo y ese pantalón estaba en su camino. Metió las manos por dentro de la tela y tocó, masajeó y apretó las nalgas del mayor con hambre. Una pequeña sacudida corrió desde el vientre de Yoongi hasta su entrepierna. Separó sus labios de los del rubio y jadeó excitado.