Evanescente | ¹

29

Yoongi había cogido una carretilla del cobertizo para transportar los cuerpos hacia el exterior. Estaba a punto de cargar a uno de los muertos cuando llegó Jungkook.

—¿Te ayudo?

El menor de los Park se había cambiado de ropa. Llevaba un chándal negro de Nike con unas franjas blancas en la chaqueta.

—¿Qué haces aquí?

—He venido a echarte una mano.

—Deberías estar con Jimin y Tae.

—Mi hermano va a cuidar de él, no te preocupes.

—¿Se encuentra bien?

—Sí. Le he curado y ahora está durmiendo. Es más fuerte de lo que parece.

Las palabras de Jungkook le dieron algo de tranquilidad. Yoongi quería estar con su hermano y cuidar de él pero ahora mismo no podía. Debía hacer el trabajo sucio para que Taehyung y Jimin no se encontrasen con esa escena. Ya habían pasado por demasiado. Quería evitarles esa imagen.

El menor se paró a su lado. Observó los tres cuerpos que Yoongi había amontonado al lado del sofá negro.

—¿Qué piensas hacer con ellos?

—Tirarlos en algún lado o dárselos de comer a un infectado— el mayor se fijó en la cara de sorpresa del maknae —¿Qué? ¿Acaso creías que los iba a enterrar?

—No— bufó —Por mí como si les cortas las cabezas y decoras el jardín con ellas— sus ojos estaban llenos de desprecio.

El chico de Daegu no sabía con exactitud lo que había pasado entre esas cuatro paredes pero la reacción de Jungkook con Hyeon y la manera en la que miraba los cadáveres daban a entender muchas cosas. Aun así no estaba seguro de si quería conocer todos los detalles.

—Venga, ayúdame a sacar la basura.

Jungkook asintió y cargó al del tatuaje.

—Hyung, cerca de aquí hay un pozo. Está seco así que podríamos tirarlos allí.

—Es una buena idea. Podemos acercarnos con el coche— el mayor le enseñó las llaves que había cogido del bolsillo de Goongmin.

—Vete abriendo el maletero. Yo me encargo de llevarlos.

Yoongi salió de la casa y el maknae amontonó los cuerpos sobre la carretilla. Jungkook se fijó en las marcas que tenía Meephuk en el cuello. El menor lo supo al instante, ese era el desgraciado que había intentado matar a Jimin.

La expresión de horror del tailandés le dio un poco de consuelo. Jungkook no sabía cómo llamarlo. ¿Karma? ¿Justicia poética? Daba igual. Yoongi lo había mandado al infierno y por eso le estaba muy agradecido.

Empujó la carretilla y sacó a los tres hombres de golpe. Pesaban mucho pero no quería perder el tiempo. El masaje que le había dado Taehyung la noche anterior le había dejado como nuevo.

Yoongi observó asombrado cómo se acercaba. El maknae tenía el rostro de un niño pero definitivamente su cuerpo era otra cosa.

—¿Cómo cojones puedes con los tres a la vez? ¿Practicas halterofilia?

—¿Halterofilia?— Jungkook dejó la carretilla al lado del vehículo —¡Qué va! Solo me gusta ejercitarme.

Yoongi no entendía cómo podía tener tanta fuerza. El mayor señaló con el pulgar hacia el maletero.

—Tenían comida. La he dejado en el asiento del coche— agarró a Meephuk por los pies —Venga, vamos a meterlo dentro.

Jungkook levantó al tipo por debajo de los hombros y juntos lo metieron en el interior. Solo había espacio para dos de ellos así que decidieron tumbar al tercero en la parte trasera del coche.