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Jimin sintió los dedos de Yoongi tocando las paredes de su interior. El rubio no desvió la mirada de su novio mientras este se divertía metiéndolos y sacándolos a su antojo. Estaba de rodillas y con las piernas separadas, dejándose penetrar con dos dedos y deseando que añadiera uno más, pero Yoongi no hizo lo que quería. Para su sorpresa, el joven de cabello negro salió de él, se recostó contra la bañera, acomodó los brazos sobre el respaldo y le miró con una sonrisa cargada de sensualidad.

—¿Qué pasa?— preguntó Jimin visiblemente excitado —¿Por qué no sigues?

—Quiero que sigas tú.

—¿Cómo?

—Móntame.

Jimin exhaló un pequeño suspiro. La orden de Yoongi, porque había sido una orden y no una petición, le hizo sentir una gran palpitación en el pene. El rubio no le dejó esperando, se colocó sobre Yoongi, agarró el falo con la mano y lo introdujo en su ano.

Yoongi no pudo apartar la vista de su rostro sonrojado mientras se movía lentamente sobre él. Ver a Jimin en esa posición siempre le producía un placer enorme. Le encantaba la naturalidad con la que disfrutaba del sexo y lo fácil que le resultaba dejarse llevar con él.

Jimin presionó sus labios sobre los de Yoongi al mismo tiempo que aumentaba el ritmo de sus movimientos. El chico sintió las manos del mayor bajar por sus brazos y agarrarle firmemente de las caderas. Sus bocas se separaron para coger un poco de aire antes de unirse en otro beso apasionado.

Esa era una de las partes favoritas de Jimin durante el sexo; los besos de Yoongi le volvían loco. Era muy versátil a la hora de besar, podía ser brusco o delicado, sucio o suave y siempre sabía lo que necesitaba en cada momento. Por eso le resultaba tan fácil perderse en su boca.

Jimin echó el cuerpo hacia atrás, sujetándose de la bañera para mantenerse firme sobre él y poder moverse con más brusquedad. Su otra parte favorita durante el sexo era sentir el pene grueso de su novio penetrando su interior. Esa sensación le resultaba deliciosa.

—Baja— jadeó Yoongi pero Jimin no debió oírle porque siguió moviéndose con intensidad sobre él —Jimin, baja— repitió, esta vez en un tono más alto.

—Un poco más— pidió entre gemidos.

—No, no quiero que te corras todavía— le apretó los muslos —Baja.

Pero Jimin no le hizo caso y en ese instante entendió que le estaba ignorando. Yoongi lo levantó por la cintura, obligándole a salir de él. Con un giró rápido tumbó a Jimin en la bañera, pero utilizó tanta fuerza que sumergió al rubio bajo el agua.

—¡Joder!— tosió un poco de agua —¡Si vas a ahogarme al menos fóllame mientras lo haces!

—¿Qué clase de fantasía retorcida es esa?— preguntó arqueando una ceja.

—Una muy sucia— contestó mientras se pasaba las manos por el cabello, echándolo hacia atrás y dejando la frente al descubierto.

—No dejas de sorprenderme— sonrió divertido —Date la vuelta— Jimin iba a decir algo pero Yoongi le tapó la boca con la mano —No me interesa lo que tengas que decir— dijo en un tono autoritario —Haz lo que te digo.

El mayor sintió la lengua de su novio sobre la palma de su mano. Cuando la apartó, Jimin se limitó a sonreír y a obedecer.

—En la cocina dijiste que podía hacerte lo que quisiera y que aceptarías cualquier castigo— le recordó agitado.

—Y tú no quisiste así que perdiste tu oportunidad— Jimin se estremeció al sentir la lengua de Yoongi recorriendo su nuca —Quieto— le ordenó —No te muevas.

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora