Evanescente | ¹

42

Taehyung estaba viendo una película en la enorme pantalla de televisión que colgaba de la pared del salón. Jungkook le había puesto el Blu-ray antes de irse a dormir.

El joven estaba concentrado en una escena cuando oyó a alguien bajar por las escaleras. Giró la cabeza y vio a Jimin acercándose a él. Sostenía unas sábanas grises entre los brazos.

—Buenos días, Jimin— le sonrió.

—Buenos días, Taehyung— le devolvió la sonrisa —Me alegra verte aquí.

—No podía quedarme arriba toda la vida.

Jimin le observó detenidamente. El chico vestía un pijama diferente, de color naranja pálido que Jungkook se ponía muy pocas veces. Su pelo brillaba casi tanto como la expresión de su rostro. Taehyung parecía estar de buen humor.

—Te has bañado, ¿no? ¿Necesitas que te cure las heridas?

—Me ha curado Jungkook y también he desayunado— señaló el cuenco de cereales vacío que había en la mesa —No te preocupes, estoy entretenido viendo una peli.

Jimin miró hacia el televisor. Sonrió al ver lo que estaba viendo.

—Cómo robar un millón. ¿Te gustan las películas antiguas?

—¡Me encantan!— contestó entusiasmado —Y más las de Audrey Hepburn.

—Tienes buen gusto— se acercó un poco más al sofá —A mí me gusta mucho el cine. Tengo un montón de películas, si necesitas alguna recomendación no dudes en pedírmela.

—Eso está hecho— Taehyung miró por encima del hombro del mayor y vio a Yoongi bajando por las escaleras —Buenos días, hyung.

—Buenos días, Tae.

Jimin bajó la mirada. Había entrado a cambiar la cama cuando su amigo estaba en el cuarto de baño. No quería evitarle pero tampoco sabía qué decirle.

—Voy a poner una lavadora— le dijo a Taehyung —Te dejo con tu hermano.

El rubio se dio la vuelta y salió de allí sin cruzar la mirada con Yoongi. El mayor del grupo tampoco le miró, pasó de largo y se sentó en el sofá, al lado de su hermano pequeño.

—Tienes buen aspecto— le miró —Que hayas bajado...

—Hyung, no hablemos de mí— le interrumpió —¡No me lo puedo creer!

—¿El qué?

—Lo que has hecho— sonrió con picardía —Te dije que corrieras hacia la portería, no que metieras un gol por toda la escuadra.

—¿Qué?— Yoongi arqueó una ceja y le miró confundido.

—No te hagas el desentendido. Jimin cambiando las sábanas, Jimin huyendo de aquí sin mirarte a la cara— le dio varias palmaditas en el brazo —Sí que te has lanzado— se rió.

—Lo has entendido mal— le contestó en un tono seco.

—Claro, claro, ahora hazte el tímido.

—Lo de las sábanas es por la pesadilla que tuvo anoche— hizo una pausa larga —No me ha mirado porque me ha rechazado y debe sentirse incómodo.

—¿Qué?— Taehyung se quedó de piedra —¿Me tomas el pelo?

—No— Yoongi miró hacia la pantalla de televisión. La película parecía estar llegando a su fin —Eso es lo que ha pasado.

—¿Pero cómo? ¿Qué te ha dicho?— le preguntó inquieto.

—No importa— murmuró.

—Hyung, dímelo.