Evanescente | ¹

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—¿Quitarme la máscara?— Jongsuk miró a Jimin con desaire —¿No te cansas de hacer el ridículo?

—¡Sé que has sido tú el que ha enviado a esos gorilas a por mí! ¡No te hagas el tonto, estoy harto de que actúes a nuestras espaldas y luego lo niegues! ¡Quiero saber por qué lo has hecho!

—Todo lo que hago es para protegerte a ti y a Jungkook.

—¡Cómo te atreves a decir eso maldito hijo de puta!— se alteró —¡Casi me violan por tu puta culpa! ¡Si no hubiera sido por Yoongi y Namjoon hyung me habrías arruinado la vida!

—¿Acaso creías que lo que hiciste en el comedor no iba a tener consecuencias?— su mirada se volvió más fría —Te dije que ocultaras tu enfermedad, ¿y qué hiciste tú? Avergonzar a esta familia delante de todo el mundo— el hombre agarró su chaqueta y se la puso —No podías quedarte quieto, no. Nunca has sabido acatar mis órdenes.

—¿Pero qué cojones te pasa? ¡¿Solo porque no vivo según tu criterio ya te crees con el derecho de joderme la vida a mí a mi familia?!— Jimin dio varios pasos hacia él y lo empujó —¡Si tanto me odias ten los huevos de matarme con tus propias manos! ¡No metas a Taehyung y Namjoon hyung en esto y no envíes a gente a asesinar a Yoongi! ¡Si eres tan hombre como dices ser, enfréntate a mí cara a cara y deja de actuar como un puto cobarde!

La mirada afilada de Jongsuk no se desvió de los ojos de su hijo. El menor reprimió a duras penas las ganas de pegarle. Estaba tan exaltado que necesitó mucha fuerza de voluntad para no dejarse llevar por la ira.

—De acuerdo— la actitud desafiante de Jongsuk desapareció por completo —Quieres que no te oculte nada y que te diga por qué hago las cosas que hago— dijo pasando a su lado —Si de verdad te crees lo suficientemente fuerte para asimilar lo que sucede, entonces sígueme.

Jimin observó cómo salía del despacho. El rubio no dudó en seguir a su padre por el pasillo.

—¿A dónde vamos?— preguntó sin percatarse de la presencia de Sooyoung.

—Al laboratorio.

Jimin frunció el ceño. No sabía para qué querría llevarlo con el Doctor Gong pero tampoco le importaba. Estaba harto de sus mentiras y padecía una enorme necesidad por conocer la verdad. Necesitaba comprender por qué su padre lo odiaba, Jimin lo precisaba y también debía solucionar la situación de su novio.

Mientras bajaban en el ascensor pensó en Jungkook. Él no dejaría que le hiciesen daño a Yoongi, así que en ese sentido estaba tranquilo. No obstante, Jongsuk mandaba en el búnker y tenía a la guardia bajo su control. Si daba la orden de ejecutarlo, sería muy difícil para ellos enfrentarse a toda la seguridad.

Si Jongsuk no limpiaba su nombre y ponía a todos en libertad, si no conseguía hacerle entrar en razón, entonces no le quedaba de otra que tomar medidas drásticas.

Jimin le siguió por una especie de túnel. El chico no bajó la guardia, no se fiaba de su padre y era consciente de que podría estar caminando hacia su propia tumba. A pesar del riesgo que suponía, no se detuvo.

Jongsuk recogió una linterna del suelo y la encendió. Estaba en una esquina, bastante bien escondida y a total disposición del que supiera de su existencia. Ambos tomaron un pasillo oscuro, alumbrándose con su luz.

Jimin caminó con el corazón agitado. Al entrar en el laboratorio sintió un escalofrío. Jongsuk se adelantó hacia la puerta blindada. Allí depositó su huella dactilar y tecleó un número de doce dígitos. Cuando la puerta se abrió le hizo un gesto a Jimin y ambos entraron.

Después de atravesar una cámara de desinfección y unas cortinas de PVC, se encontró con otro laboratorio, uno de grandes dimensiones.

—¿Qué es...?— la voz del menor quedó ahogada por la impresión.