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Yoongi entró en su antiguo dormitorio con sentimientos encontrados. El chico seguía dolido por la situación que vivía con Jimin pero después de escuchar a Namjoon en el pasillo se sintió muy preocupado.

Yoongi tenía curiosidad por lo que tendría que decirle pero también quería comprobar que a Jimin no le sucedía nada malo. A pesar de los problemas que había entre ellos, su seguridad seguía siendo su prioridad.

El chico se percató rápidamente de que la habitación estaba vacía.

—¿Jimin?— dio varios golpes sobre la puerta del cuarto de baño con la esperanza de encontrarlo allí —¿Dónde estás?— se preguntó a sí mismo.

Sobre la mesilla vio un trozo de papel; Yoongi cogió la nota sin dudarlo.

"¿Puedes venir a la sala de ensayo? Te necesito. Yeonie"— leyó en voz alta —¿Yeonie?— un leve olor a perfume le hizo fruncir el ceño —¿Quién demonios es Yeonie?

Yoongi dejó caer la nota y abandonó la habitación. No tenía ni la más mínima idea de a quién pertenecían ese nombre pero desde luego que iba a averiguarlo. El chico tomó el ascensor y subió a la tercera planta. El nerviosismo crecía en él con cada segundo que pasaba.

Al salir del ascensor aceleró el paso hasta verse corriendo por el pasillo. En cuanto giró la esquina se dio con la sala de ensayos de frente. La puerta estaba abierta y Jimin a su alcance.

El rubio tenía a una niña sobre los hombros. La chiquilla debía tener unos cuatro o cinco años como mucho. Parecía entusiasmada, alzando los brazos en alto y mostrando una enorme sonrisa.

Yoongi observó la escena con la respiración entrecortada. Nunca había pensado en tener su propia familia, no hasta que llegó al búnker y los infectados dejaron de ser una amenaza constante. La imagen que tenía delante volvió a resurgir ese deseo en él.

El chico de Daegu caminó hacia Jimin pero se detuvo al ver cómo una mujer de cabello castaño se unía a ellos. La joven acarició la rodilla de la niña afectuosamente y le hizo reír con algún comentario que el hermano de Taehyung no logró oír.

La muchacha desvió la mirada sutilmente en su dirección pero no llegó a tener contacto visual con Yoongi. El chico se quedó de piedra al verla tomar el rostro de Jimin entre sus manos y presionar sus labios sobre los del rubio.

—¡Serás hijo de puta!— vociferó furioso.

Jimin dio inmediatamente un paso hacia atrás, sobresaltado por el beso y también por el grito de Yoongi. El rubio dejó a la niña en el suelo y la chiquilla, asustada por el desconocido de la entrada, se escondió detrás de unas cajas.

—Yoongi, n-no es lo que parece...

Esa frase enervó aún más al mayor, que agarró un vaso de la mesa y se lo lanzó a la cara. La puntería del chico no fue la deseada porque se estrelló en el hombro de la muchacha, no en Jimin. La joven gritó por el impacto y se cubrió la cara asustada.

Jimin se quedó rígido por unos segundos, incapaz de reaccionar. Su corazón dio un vuelco enorme al verlo abandonar la sala; pensar que ahora sí se había acabado todo entre ellos le hizo echar a correr detrás de él.

—¡Yoongi, espera!— gritó varias veces por el pasillo, pero el hermano de Taehyung no se detuvo. Jimin logró entrar en el ascensor antes de que las puertas se cerrasen —¡Espera!

—¡Lárgate!

—¡No pienso irme! ¡Lo has entendido mal!

—¿Qué coño he entendido mal?— gritó colérico —¡Te estabas besando con esa cosa!

Evanescente | ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora