Evanescente | ¹

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—Justo debajo del apartamento que alquilé en Nueva York había una cafetería a la que solía ir todos los días. La chica que me servía el café era Yongsun noona. Nunca hablábamos más de lo necesario pero siempre me atendía ella.

Después de otra noche larga de alcohol bajé a tomarme un café bien cargado. Ese día me trajo un trozo de tarta con mi pedido. Pensé que buscaba algo, yo ya no confiaba en la gente, no quería nada de nadie así que lo rechacé al momento.

Pero ella solo sonrió y dijo "La vida puede ser muy dura pero los malos momentos se soportan mejor con un poco de azúcar"— Jimin sonrió recordando aquellas palabras.

Yoongi se fijó en su sonrisa. No era forzada ni amarga, estaba sonriendo con dulzura.

—La tarta tenía muy buena pinta y aunque en un principio no quería aceptarla, terminé cediendo. Me la comí, pagué y salí de allí sin decirle nada.

—Cuesta imaginarte así— confesó el mayor.

—Supongo que sí. Fui bastante borde durante esa época— le miró —Al día siguiente volví a bajar al Sunny Cafe. Yongsun noona me volvió a poner un trozo de tarta con el café. "Invita la casa" me dijo. No entendía ese interés por mí por lo que le pregunté sin rodeos qué es lo que quería.

"Solo que disfrutes de la tarta" contestó. Su actitud me parecía de lo más extraña. ¿Cómo no iba a querer algo? Para mí ya no existía la generosidad desinteresada.

Por un lado no quería volver a ese sitio porque estaba ella y creía que intentaba conseguir algo, pero por otra parte no podía dejar de ir. Me sentía muy solo y en lo más profundo de mi corazón deseaba que esa chica quisiera ser mi amiga.

Así que seguí yendo a esa cafetería y con el paso de los días empezamos a conversar. Me fui soltando más, empecé a bajar la guardia y entonces me confesó que le recordaba a su hermano pequeño. El chico estaba estudiando en Seúl y no se veían muy a menudo.

"Si mi hermano pasa por un mal momento espero que alguien tenga la amabilidad de ayudarle", eso fue lo que me dijo. Poco a poco fui comprendiendo que todavía seguía existiendo gente buena en la que poder confiar.

Mi experiencia me había dejado marcado pero Yongsun noona consiguió alejar algunos de esos fantasmas que me estaban atormentado. Gracias a ella conseguí dejar el alcohol, mejorar mi depresión y volver a dedicarme a la danza.

Aprendí a disparar por recomendación suya y me apunté a clases de tiro al plato en el mismo sitio donde trabajaba Moon Byulyi noona, su novia.

Viví durante un año por mi cuenta, cocinando, haciendo la compra, limpiando mi piso... Todo eso no lo había hecho nunca. Empecé completamente de nuevo y todo fue gracias a ella.

—Ahora entiendo por qué dices que te salvó— Yoongi le miró a los ojos —Encontraste a una gran persona.

—Sí— sonrió —Si no llega a ser por ella no sé qué habría sido de mí—Jimin miró al cielo por unos segundos y luego volvió a retomar la conversación —Yongsun noona y su novia se convirtieron en mi familia.