Noche Inolvidable

Capítulo 104

Narra Omar:
Luego de hablar con Ian y contarle toda la historia de como comenzó lo de Taisha, me di un baño y me fui a tratar de dormir. A eso de las 3:00am del Lunes le envié un mensaje a Yai con la esperanza de que me respondería.
Mensaje...
Omar: me niego aceptar que ya no quieres estar conmigo, yo sé que me amas como yo te amo a ti, por favor perdóname Yai.

Me recosté en la cama a pensar la siguiente estrategia para llegar a ella, necesito que hablemos. Desperté a eso de las 10:00am, me puse mi mejor ropa y me fui a su casa de playa, no sé sí esté allí, pero de seguro será el lugar que visite para sentirse tranquila y lo suficiente alejada de mí. A eso de las 12:00pm, la vi llegar con Zabdiel.
Yai: es que no puedo creerlo ¿qué haces tú aquí?
Omar: perdóname Yai por favor - dije con los ojos aguados y ella se sigue negando a perdonarme y hablar conmigo, tuve un enfrentamiento con Zabdiel, casi peliamos, pero ella intervino eligiéndolo a él en todo momento, no me quedó más remedio que irme, pero le dejé saber que no va librarse de mí tan fácilmente. Fui directo a la licorería, compré unas cuantas botellas de vino, para luego irme a casa, tomé en nombre de ella hasta perder el conocimiento. Martes en la mañana tenía muchas llamadas perdidas, algunas de Ian otras de amigos y un mensaje de Ian.
En los mensajes...
Ian: Omar estás perdido ¿todo bien?
Omar: Estaré bien...
Ian: Omar, solo no hagas una estupidez y cuídate por favor.
Fin de los mensajes.

Dejé a Ian en leído, lo menos que tengo son ganas de estar en el teléfono. Me di una ducha super rápido, aún tenía la ropa del día anterior y un dolor de cabeza espantoso. Recogí las botellas y salí a comprar comida, estuve todo el día paseando por el viejo San Juan y pensando en ella, cómo pude ser tan estúpido de perderla de esta manera. En ocasiones se me aguaban los ojos. Ya caída la noche me fui a una barra a tomar algunas copas y luego me fui a casa necesito descansar, aunque parece imposible de solo pensar que ahora ella descansa en lo brazos de Zabdiel y apuesto que ni en mí piensa.