188. ¡Hasta La Próxima, Mi Amigo Del Lago!

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Llegué a la casa de Alan, estaba por tocar a la puerta pero vi que estaba medio abierta y me asomé lentamente.

Desde ahí observé a mi mamá sentada en uno de los sillones de la sala. Tenía abrazado a Alan, él estaba llorando.

—Lo siento mucho, señora —le dijo a mi mamá entre llanto y sollozos—. Primero pierdo a mi mamá porque ya no me quiere y ahora... pierdo a mi mejor amigo también.

—Ya, cariño... —mi mamá se veía preocupada y trataba de consolarlo—. No lo perderás, él es un buen niño y estoy segura que se le pasará el enojo y te volverá a hablar. Ten fé. 

Me quedé observándolos desde la puerta un breve momento, sentí muy feo el ver a Alan en ese estado, pero  por alguna razón no pude armarme de valor y entrar. Luego de unos minutos él se logró calmar un poco y mi mamá se puso de pie.

—Bueno, ya calma, cielo. Me encantaría seguir aquí contigo hasta que ya estés mejor, pero me están esperando y debo decirles que voy en un rato con ellos.

Alan suspiró profundamente y se secó los ojos con las manos.

—Descuide, ya estoy bien. Ya puede irse con ellos. No se preocupe por mí.

Mi mamá se lo quedó mirando un instante y le mostró una pequeña sonrisa.

—Está bien, toma… —le dió unas llaves a Alan—. Aquí están las llaves de la bodega, cuando despierte tu papá le dices que ya nos fuimos y dejamos todo como estaba.

—Está bien, yo le digo. Y usted por favor, dígale a Emiliano que nos vemos pronto y que lo voy a extrañar.

—Con gusto, pero no te pongas triste que estoy segura que él hablará contigo otra vez. Te lo prometo —le aseguró mi mamá y Alan le mostró una diminuta sonrisa—. ¿Ya comiste?

—Me voy a hacer unos sandwiches con lo que hay en el refri, gracias.

—Que bueno. Nos vemos, Alan… —mi mamá se dio la vuelta dispuesta a venir a la puerta.

Al verla venir me quité de ahí, regresé corriendo al carro antes de que me vea y me subí rápidamente.

—¿Se arregló todo tan rápido? —me preguntó Yael, emocionado. 

No supe qué responderle. Bajé la mirada y los chicos solo se me quedaron mirando, suponía que sabían la respuesta.

Mi mamá regresó al carro con nosotros y se subió.

—Mi amor, ¿no vas a despedirte de tu amigo a Alan? —me preguntó, extrañada al mirarme—. ¿Por qué no haz ido?

Sacudí la cabeza. No quería hablar, me sentía triste. Tenía un nudo en la garganta y no quería que se me quiebre la voz.

—¿Listo? —preguntó mi papá y encendió el carro. Mi mamá le dirigió la mirada, luego nuevamente a mí y sin insistir asintió con la cabeza—. Si, eso parece.

Empezamos a avanzar y justo cuando pasabámos por la casa de Alan...

—¡Emi, mira! —señaló Nath y me empezó a pegar suavemente en el brazo.

Dirigí la mirada hacia la ventanilla y observé a Alan parado en la puerta de su casa con una cartulina que decía: "Adiós amigo, te voy a extrañar" mientras se despedía de mí agitando la mano. Al ver eso no lo pude resistir y rompí en llanto, sorprendiendo a todos. Aquello me rompió el corazón por completo.

Yael y Nath me empezaron frotar la espalda, se preocuparon mucho con la situación.

Mi mamá volteó a verme desde el asiento de adelante.

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora