Cuando llegué con ellos Nath ya estaba más tranquilo, abrazando sus piernas y con la cabeza recostada en ellas mientras observaba hacia el horizonte.—¿Cómo está? —le pregunté a Yael al llegar, estaba sentado a su lado y lo tenía abrazado.
Yael volteó a verme y me dí cuenta que estaba muy triste igual tenía ganas de llorar.
—Ya me-mejor —me respondió con un suspiro tembloroso.
—¿Y ahora tú también?
—Es que...
—Ay Yael, te dejé con él para que veas que se calme poco a poco no para que te unieras en llanto con él —solté una ligera carcajada seguido de un leve suspiro.
—Sabes que me pone muy triste cuando alguno de ustedes está triste —explicó limpiandose la cara con la mano.
—Está bien, lo sé. No pasa nada —me senté del otro lado junto a Nath—. ¿Ya te sientes mejor? —le pregunté al verlo calmado.
—Sí Emi, gracias —me volteó a ver mostrándome una pequeña sonrisa.
—Que bueno amigo.
—Lo lamento, parezco tonto llorando por algo que me dijo una niña —añadió frotándose los ojos—. Qué bajo he caído.
—No, claro que no. No te sientas mal por sentirte así. Puedo imaginar cómo te sentiste, es feo. Sabes que yo pasé por algo parecido.
—Sí pero tú lo resolviste después, siempre si le gustas a Sofy… En cambio para mí es distinto…
—No te adelantes a conclusiones… así que ánimo, ya verás que todo estará bien.
—Sí, tienes razón. Discúlpenme también por haber dicho que era su culpa, no es cierto.
Sonreí levemente.
—No te preocupes, tranquilo.
—Sí Nath, te entendemos. Está bien —le respondió Yael con una sonrisa—. —¿Hablaste con Pau? —me preguntó.
—Sí, hablé con ella.
—¿Qué te dijo? —preguntó Nath mientras se sentaba cómodamente.
—Bueno, que ella misma te lo diga…
Miré hacia atras disimuladamente y ví que Pau iba saliendo por la puerta.
Me levanté del suelo.
—¿Qué? —preguntó Nath, confundido.
—Toma, se me olvidaba —le dí el regalo que había dejado a un lado.
—¡Ya no lo quiero!
—No digas eso Nath, tómalo —le ordenó Yael.
—No, no lo quiero… Solo perdí mi tiempo en eso y ni sirvió.
—Nath, no seas así. Guárdalo, trabajaste muy duro en ello, además que es bonito no te adelantes, sé que aún puede servirte.
—Es cierto, no lo tires, te costó hacerlo con cariño y como dice Emi; puede servirte —agregó Yael.
—Hmm… bueno, está bien… —Nath tomó su regalo, lo sacudió y lo puso entre sus pies. Volteó la mirada hacia atrás y vió a Pau, se volteó nuevamente y se limpió la cara con su ropa.
—Ven Yael, vayamos a la casa por algo —le dije extendiendole la mano para ayudarlo a levantar.
—Esta bien, se me antoja otra vez un poco de helado —sonrió y se levantó del suelo.
—¡No se vayan chicos, no me dejen solo con ella! —rogó Nath, volteandose disimuladamente al ver que Pau se dirigía hacia él.
—Lo siento amigo pero esto es algo que te toca a tí resolver, así que suerte.
—Pero…
Yael y yo nos dimos la vuelta y nos dirigimos hacia la casa, pasamos junto a Pau y ella nos sonrió.
Entramos y fuimos a la cocina por el helado que quería Yael.
Abrí el refrigerador.
—¿Qué haces, Emi? —preguntó.
—Pues no que querías más helado.
—No, sólo te lo dije para que nos quitemos de ahí y dejar a Nath… sólo te seguí la corriente —soltó una ligera carcajada.
—Bueno, está bien.
—Pero lo que si quiero es saber que pasará con ellos.
Lo miré y sonreí.
—Solo hay una cosa que podemos hacer para saberlo —insinué y rápidamente nos acercamos a la puerta, acercamos la silla que nos estaba sirviendo.
Nos subimos en ella y nos quedamos observando.
Y de nuevo, cuando Pau llegó con Nath se sentó a su lado, él se resistía a mirarla a los ojos mientras intercambiaban algunas palabras. Se notaba algo temeroso, me imaginaba que era porqué aún se sentía triste por lo que ella le dijo, aunque por ratos también platicaba normalmente.
—¿Qué fue lo que te dijo Pau? —preguntó Yael mientras observabamos—. En qué hablaste con ella.
—Pues tenías razón, nuestro amigo entendió mal las cosas.
—¿En serio?
—Sí, porqué efectivamente a Pau le gusta Nath pero solo se estaba vengando por lo del juego de cartas… y él entendió mal, mejor dicho lo tomó como si fuera de verdad.
—Oh, pues que bueno que es así. Ya me había asustado.
—Sí, y ella dijo que hablaría con él… —le decía a Yael cuando vimos que ambos chicos comenzaron a reírse por alguna razón.
Podría ser que ya habían arreglado las cosas o por algo más pero de nuevo hablaban con confianza y Nath miraba a Pau a los ojos como siempre.
Hasta que al fin, luego de un rato Nath le enseñó el regalo que le había hecho y se lo dió. Ella al verlo no pudo contener la emoción; lo tomó entre sus manos y lo abrió rompiendo a toda prisa la envoltura de papel periódico que le habíamos puesto. Al ver lo que era se le notó la emoción al mil; le brillaban los ojos. Se tapó la boca, emocionada y rápidamente abrazó a Nath. Él se quedó inmóvil e impresionado.
Pau se levantó del piso y fué a sentarse rápidamente al columpio del árbol. Nath se levantó detrás de ella y al verla sentaba ahí se acercó tímidamente.
Yael y yo nos miramos, emocionados de igual forma ya que eso significaba que a Pau le encantó el regalo de Nath. Sin duda alguna ese obsequio si funcionó.
Desde ahí observamos como ella se hizo a un lado en el columpio y le hizo señas a Nath con una enorme sonrisa para que se sentara a su lado. Él nerviosamente se sentó con ella y empezaron a platicar mientras se columpiaban lentamente.
Era una extraña escena, aún no lograba creer lo que Yael y yo estábamos viendo.
Al parecer nuestro amigo Nath en verdad se había enamorado, y aunque él quisiera evitarlo ya era demasiado tarde.
Sólo bastaba con ver cómo se comportan estando juntos para decir que ambos chicos se gustan, más aún por la manera en la que estaban en ese momento ya que de entre las miradas y aquél silencio algo estaba por suceder.
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Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Teen FictionAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...