Llegué a la cocina. Había demasiado humo que salía de la olla de la comida y a un lado había un pañuelo prendido en llamas.Rápidamente fui al lavadero junto a la estufa por agua y apagar el fuego pero no había, no salía nada de la llave.
Yael y Pau vinieron corriendo detrás de mí.
—Te lo dije Emi, por eso fui al baño por una cubeta con agua, no hay de la llave —dijo Pau al verme ir de un lado a otro por agua.
—¡Tan pronto ahora!
Fui corriendo al baño. Traté de entrar pero ahora tenía seguro.
—¡Nath ábreme! —le ordené desde la puerta, pero no respondió—. ¡Rápido necesito una cubeta! —insistí.
—¡No, no voy a abrir! —respondió con un tono de descontento desde adentro del baño.
—Pero… es que... ¡Ah, olvídalo! —me di la vuelta sin volver a insistir y regresé a la cocina.
Cuando llegué Pau estaba apagando la estufa y Yael pisoteada el pañuelo en llamas en el piso hasta que lo apagó.
—¡Ya, listo! —dijo Yael con una sonrisa.
—¡Gracias!
—¿Nath no te abrió la puerta? —preguntó Pau con un gesto de disgusto.
—No, pero por suerte ya tienen todo controlado.
—Pues no del todo, Emi —dijo Yael dirigiendo la mirada a la estufa.
Me acerqué a ver, me asomé a la olla y ví que la comida estaba completamente seca. Se me había olvidado por estar viendo otras cosas y ahora estaba en problemas por eso.
Fuí al comedor algo enojado y decepcionado, me senté en la mesa y me recosté en ella.
—¡Lo siento, Emi! ¡Se me olvidó igual, me quedé dormido! —explicó Yael con tono de tristeza mientras se sentaba a mi lado en la mesa.
—No sabía nada chicos si no lo hubiera visto yo también —dijo Pau acercándose a nosotros.
—No se preocupen, a mí me lo dijeron y se me olvidó, pero no importa veré que le digo a mi mamá cuando venga.
—No te preocupes, ahora veo que puedo hacer, tal vez poniéndole un poco más de agua recupere lo que se consumió —sugirió Pau y fue de regreso a la cocina.
Fuimos detrás de ella.
—¿En serio puedes hacer algo para arreglarlo?
—Sí, pero lo más seguro es que tu mamá si se dé cuenta.
—Que bueno, te lo agradezco. Si lo ve le diré que se me olvidó, tal vez me regañe pero ni modo.
Pau tomó un vaso con agua del garrafón y se lo puso a la comida, encendió la estufa y luego de unos minutos quedó nuevamente casi como estaba. Me había salvado.
—Perfecto, con esto en un rato más la apagan, pero no sé les vaya a olvidar otra vez —dijo Pau, seriamente.
—Está bien, en serio gracias.
—Me iré a mi cuarto, necesito distraerme con algo y no pensar en lo de hace un rato —añadió con tono de preocupación.
Entró a su cuarto. Yael y yo nos fuimos a sentar a la sala a platicar..
—Oye, ¿está todo bien? —me preguntó Yael mirandome, angustiado mientras nos sentabamos en el sillón.
—Sí, no te preocupes. Ya con lo que le hizo Pau a la comida no creo que mi mamá se de cuenta.
—No hablo de eso Emi, si no por lo que pasó con Pau. No entiendo.
—Ah, si. Pues todo bien, sólo fue algo extraño y sorpresivo.
—¿Pero qué pasó?
—Es que no lo vas a creer pero ahora a Nath le tocó que lo vean sin ropa y por Pau.
—¿Qué? ¿En serio?
—Sí, y fué horrible… estoy que quiero reír pero a la vez no —mascullé, recordé aquél momento y no pude evitar sonreír.
—¿Pero por qué? —Yael soltó una carcajada—. ¿No fue divertido?
—Hmm… si, pero no creo que le guste a Nath que nos riamos de él por eso.
—Pero es gracioso, además él siempre se rie con todo lo que nos pasa a nosotros como a ti con la misma situación y lo mismo hizo conmigo aquél día.
—Tienes razón pero de todos modos, prepárate para sus escenas de berrinches cuando venga… por cierto, ¡No ha salido del baño! —me levanté del sillón rápidamente.
—Oye si, ¿qué habrá pasado con él? —preguntó Yael, sorprendido—. No quiso abrirte la puerta hace rato, se quedó ahí entonces.
—Espera, iré a ver…
Fuí rápidamente al baño y toqué a la puerta.
—Nath, ¿estás bien?
—Si, estoy bien —respondió, desanimado.
—Hey, ¿qué pasa?
—Nada.
—Sal si ya terminaste de bañar, ya están por venir los demás.
—No voy a salir de aquí —gruñó—. ¡No quiero!
—Pero no puedes quedarte para siempre ahí dentro.
—Eso lo veremos, no quiero salir ya te dije —insistió con tono de disgusto.
—¡Vamos! Si es por lo que pasó no te preocupes, no pasa nada. Olvídalo.
—Eso dices tú, pero no es cierto —replicó.
—Claró que sí, no eres el único que ha pasado por esa situación… y lo sabes. Así que salte.
Segundos después la puerta se movió, al parecer Nath estaba sentado pegado a la misma, quitó el seguro y salió lentamente, se veía desanimado.
—¡Ya, tranquilo! —solté una ligera carcajada—. Ya pasó.
—No es cierto, fué horrible… —aclaró con un gesto de descontento—. ¡Qué vergüenza!
—Pues para que te digo que no si sí, pero ya pasará.
—Claro que no, Emi. ¿Ahora con que cara voy a ver a Pau? Me da mucha pena, esto no debió pasar —explicó, apenado.
—Pues con la misma, no tienes otra.
—¿Qué pasa Nath? —le preguntó Yael al venir hacia nosotros.
—Nada, ya te lo habrá dicho Emi —respondió desviando la mirada hacia arriba.
—Bueno sí, pero tranquilo. No es nada de otro mundo.
Nath soltó un suspiro y nos miró atentamente.
—Está bien, tienen razón. A ustedes les ha pasado algo igual —soltó una ligera carcajada.
—Sí, y para que veas que nosotros no nos reímos como tú —le dije pero me ganó la risa y Yael y yo terminamos riendo.
—No que no —agregó Nath y soltó una carcajada.
De repente escuchamos el carro de mis papás estacionarse y pocos minutos después entraron por la puerta. Habían llegado de comprar.
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Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Teen FictionAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...