115. Cosas De Chicos

210 18 26
                                    


Nos levantamos de la mesa y nos fuimos al cuarto un rato, llevé un poco de las palomitas de la noche anterior que encontré en la cocina.

—Mientras esperamos para poder ir al lago, ¿puedo leer esto? —preguntó Yael tomando un libro que había en el buró del cuarto.

—Si, si quieres. Yo creo que veré la TV.

—Genial —respondió, emocionado.

Yael se acostó en el sillón que había en el cuarto a leer. 

Fui a sentarme en la cama y Nath venía a sentarse junto a mí.

—Veamos algo en la televisión —sugirió Nath e iba a prender la TV pero mientras iba se quedó parado un instante y volteó a verme con un gesto de dolor nuevamente.

—Emi, ve que hay en la tele, ahora regreso —me dijo con fingida sonrisa y fué rápidamente al baño. 

Su expresión en el rostro me dejó nuevamente con la duda, pero me imaginaba que simplemente tenía ganas de ir al baño. 

Encendí la televisión y me senté en la cama.

Un rato después Nath salió del baño y vino rápidamente hacia mí. 

—Emi… Oye, ¿te puedo decir algo? —preguntó, se veía preocupado con una expresión de temor en el rostro.

—Sí, dime —le respondí, preocupado mientras comía palomitas—. ¿Qué te pasa?

Nath se sentó a mi lado en la cama.

—¿Recuerdas lo de anoche? —murmuró, nervioso.

—Creo que si… —inquerí, no sabía exactamente a qué se refería—. ¿Qué exactamente?

—Por lo que me pasó y estaba gritando.

—Ah, si —solté una ligera carcajada—. ¿Qué tiene?

—Es que hay algo raro —Nath dirigió la mirada hacia Yael para ver si estaba escuchando pero él estaba atento y distraído leyendo.

—¿Raro de qué?

—Es que si me lastimé de verdad en esa partesita —respondió, nervioso—. Acabo de darme cuenta que estaba sangrando y en qué… hmm —se quedó pensativo un instante—. Hace rato sucedió algo de repente y lo sentí raro —Nath se sonrojó, estaba apenado por lo que me estaba diciendo.

—Aja… ¿Qué sucedió? —le pregunté, confundido.

—Ya sabes, lo que nos pasa a veces sin querer —aclaró, apenado.

—Hmm, bien… ¿Qué hay con eso? —inquerí, levantando una ceja de lo extrañado al escuchar lo que decía.

—Es que me dolió cuando eso pasó, y ahora que me revisé me dí cuenta que si estaba herido por qué tenía sangre dónde me lastimó el cierre y me arde —respondió en voz baja—. Al principio creí que era como lo que les pasa a las chicas en qué hablábamos de eso en el desayuno y me asusté.

Rápidamente escupí las palomitas que estaba comiendo al escucharlo decir eso y comencé a atragantarme con ellas, pues me sorprendió demasiado y me hizo gracia que me reí sin querer.

Yael al ver que estaba tosiendo dejó a un lado el libro que leía y vino a ayudarme.

Ambos chicos me pegaron suavemente la espalda hasta que pasó.

—Emi, ¿estás bien? —preguntó Yael, preocupado.

—Sí, si… gracias —dejé a un lado el bote de las palomitas y bebí un poco de agua que tenía cerca—. ¡Nath, de verdad que tienes demasiada imaginación! —le dije soltando una carcajada—. ¿Cómo se te ocurre pensar eso cuando sabes que es imposible? ¡Eres hombre!

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora