Dejé a los chicos en el cuarto para que cuiden a mi primo mientras iba a abrir.Iba lentamente hacía la puerta con el temor de que sean mis padres, pero era obvio que no, si fuesen ellos no tocarían, sólo entrarían ya que tienen llaves.
Cuando llegué y abrí la puerta ví que no eran mis papás. Era Jelly.
—¡Hola Emi! —dijo al verme—. Fuí a casa de Yael pero me dijo su mamá que él está aquí contigo.
—Hola Jelly —solté un suspiro al verla—. ¡Si, aquí está, pasa!
—¿Qué te pasó? ¿Porqué estás todo en blanco? —preguntó, sorprendida y riéndose.
—Es una larga historia, pasa por favor.
Jelly entró a mi casa, miraba sorprendida todo el desastre que había en el piso de la sala. La llevé hasta el cuarto dónde estaban los chicos.
Cuando entramos Yael estaba sentado en el piso con la cara tapada entre su playera y en la esquina del cuarto mientras Nath estaba acostado en la cama con mi primo quién aún lloraba.
—¿Ahora qué pasó?
—Es que Yael intentó jugar con tu primo pero este le pateó la cara accidentalmente a Yael y pues ahí está sentado y enojado —dijo Nath levantándose de la cama—. ¡Jelly! ¿Que haces aquí?
Yael al escuchar el nombre se levantó rápidamente del piso y se sorprendió al verla.
—¡Jelly! ¿Qué haces aquí? —preguntó Yael, limpiándose la cara, nervioso.
—Fuí a tu casa a devolverte tu credencial de la biblioteca que olvidaste… —se quedó mirando a Yael, sorprendida—. ¿Qué te pasó también a tí?
—Ah, fué por algo muy largo de contar ahora —respondió limpiándose la ropa.
—¿Estuviste llorando? Tienes los ojos rojos —le dijo Jelly tocándole el rostro—. ¡Y la cara también! ¿Que sucedió?
—¿Llorando? ¡No! ¿Cómo crees? estoy bien —respondió Yael, nervioso—. Me golpeé con algo hace un rato.
—¿Alguien me puede explicar que está sucediendo? ¿Porqué están bañados con ese polvo que parece talco? —preguntó Jelly, confundida—. Además porqué todo esté cuarto está lleno de eso… ¿Están bien chicos? —dijo observando alrededor—. ¿Que hicieron?
—¡Dile Emi! Ella podría ayudarnos —sugirió Nath sentándose en la cama con mi primo que no paraba de llorar.
Le expliqué a Jelly todo el caos que nos había ocurrido y sobre mi primo Matías que no sabíamos cómo calmarlo.
—¡Niños tenían que ser! —Jelly soltó una carcajada—. A ver…
Jelly tomó a mi primo entre sus brazos.
—¡Hay chicos! ¿Que hicieron? —preguntó Jelly riendo—. El pañal está al revés y tú primito ha de tener hambre.
—¿Cómo lo sabes? —le preguntó Yael, sorprendido.
—¡Yo estoy seguro que le puse el pañal bien! —dijo Nath.
—¡Ven y te muestro porqué! —le dijo Jelly a Nath y los tres nos acercamos a ver.
—Esta parte va hacia adelante y ésta atrás —nos mostró como debía ponerse—. Así se pone porqué así va la pipí cuando es un niño ¿O no Nath? —Jelly miró a Nath quién se sonrojó de la pena.
En pocos segundos cambió el pañal de mi primo correctamente.
—Emi… ¿No te dejaron la leche para darle a tu primo?
—Pues aquí está la maleta de mi primo que trajo mi tía —le dije mientras abría maleta y efectivamente estaba un bote con leche en polvo, agua y los biberones. Nosotros ni cuenta nos habíamos dado.
Se las di a Jelly, quién en unos segundos preparó el biberón y se lo dió a mi primo Matías. Él lo tomó por completo y se calmó. En pocos segundos se quedó dormido dejando sorprendidos a los chicos y a mí. Lo que no pudimos lograr ella lo hizo sin problema y en poco tiempo.
—¡Ya!, ya pueden estar tranquilos, tu primo ya está dormido y creo que así estará por un buen rato —dijo Jelly levantando las cosas.
—¡Eres genial te lo agradezco muchísimo! —exclamé felíz.
—Sí, no sé cómo le hiciste pero gracias —le dijo Yael.
—¡Wow! ¡Es increíble! Yael tienes suerte, Jelly ya sabe cómo cuidar a sus bebés cuando tengan —le dijo Nath en modo de broma.
Jelly y Yael se miraron y se sonrojaron poniéndose nerviosos al instante por el comentario de Nath.
—Bueno, ya tengo que irme chicos, sólo pasaba y aproveché para darle su credencial a Yael —Jelly sacó la credencial de su bolsillo y se la dió.
—¡Muchas gracias Jelly! —exclamé—. Sin tu ayuda no se qué hubieramos hecho además de todo este desorden.
—No es nada. Con gusto.
Jelly se despidió de nosotros y salió hacia la puerta.
Yael se quedó hablando con ella en la puerta hasta que se fué, después regresó con nosotros para empezar a limpiar el cuarto.
—Gracias a la ayuda de Jelly pudimos hacer que duerma mi primo —les dije susurrando a los chicos para no despertar a Matías.
—Sí, es que ella tiene una hermanita pequeña y a veces la cuida cuando sus papás trabajan —respondió Yael—. Me lo dijo hace poco.
—Pues que bueno, porque nos salvó —dijo Nath.
—Es que mi primo si no escucha ruido no se despierta, pero ya ven que tanto pasó.
—Oye Yael, ya que Jelly pudo cambiar al primo de Emi hubiera hecho lo mismo contigo así como estás mojado y lleno de talco —dijo Nath, en modo de broma—. ¡Pero hubiera visto tu cosita también! —soltó una carcajada.
—¡Nathan! ¡No digas eso! —respondió Yael aventándole el biberón vacío de mi primo a la cabeza de Nath.
—¡Ay! —Nath se agachó para agarrar el biberón y devolverle el golpe a Yael.
—¡Hey, ya cálmense ustedes dos! —le quité el biberón de la mano a Nath.
—¡Es que él empezó! —respondió Yael, con un gesto de descontento.
—¡Pero me dolió ese biberonazo! —exclamó Nath sobándose la cabeza.
—Sabes que tú te lo buscaste —solté una carcajada—. ¡Chicos ayúdenme a recoger todo en la sala antes de que lleguen mis…!
De repente la puerta se abrió.
—¡¿Emiliano, qué pasó aqui!?! —exclamó mi mamá, enojada.
Mis papás llegaron a la casa y vieron todo el desorden. Estaba en graves problemas
ESTÁS LEYENDO
Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Teen FictionAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...