88. ¿Amigos Otra Vez?

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Al día siguiente, en la escuela a la hora del recreo fuí a sentarme en nuestro lugar de desayuno para esperar a los chicos.

Nath llegó primero y empezamos a comer. Pasaron unos minutos hasta que vimos que venía Yael con nosotros, pero al vernos dudó en venir y se quedó parado ahí, Nath se dió cuenta y se levantó rápidamente de dónde estábamos.

—¿Y ahora? —le pregunté mientras mordía un pedazo de mi sandwich.

—Nada Emi, te veo al rato —metió su comida a su mochila y se fué corriendo un poco disgustado, pasó junto a Yael y él sólo lo miró.

Yael llegó hasta dónde estaba y se sentó junto a mí para desayunar.

—¿Porqué se fué Nath? —preguntó.

—Creo que sabes bien la respuesta, vió que no querías venir en que él estaba aquí, ¿hasta cuándo seguirás enojado con él?

—Oh, lo siento. Quiero hablar con Nath, ésta vez sí lo escucharé, ya lo estuve pensando mucho y tienes razón, creo que he sido algo duro con él.

—Un poco —solté una ligera carcajada—. No te culpo y te entiendo pero él está pasando por algo y esto le afectó muchísimo. Debe estár en su salón, vamos si quieres hablar con él.

—Creo que sí, pero tengo miedo que ahora él no quiera escucharme —añadió con una expresión de tristeza.

—No creo, no te preocupes, él en verdad quiere hablar contigo —nos levantamos de dónde estábamos y fuimos hacía el salón de Nath pero al cruzar por ahí vimos que estaba vacío.

Llegamos hasta el otro pasillo y cerca de la zona de árboles ahí estaba Nath, sentado en la orilla de la banqueta, sólo.

—Nath —le dije al llegar. Él volteó a vernos y se levantó de ahí parándose frente a nosotros—. Oye... Yael dice que quiere hablar contigo.

—Si, Nath. Ayer estuve pensando mucho. Me dijo Emi que de verdad querías hablar conmigo —le comentó Yael, con una sonrisa.

—Pero yo ya no quiero —respondió Nath bajando la mirada.

Yael se quedó sorprendido y rápidamente se le iluminó la mirada.

—¡No es cierto, estoy jugando!, claro que sí —añadió Nath levantando la mirada.

—Nath ahora no es momento de juegos —le comenté señalando a Yael con la mirada, ya que él se estaba poniendo nervioso.

—Lo siento, Yael. De verdad quiero que lo sepas, si después ya no quieres ser mi amigo está bien, me lo merezco por ser un completo tonto —respondió Nath, triste—. Sé que te lastimé con esa broma que te hice, y por meterte el grillo en la ropa… y créeme, estoy muy arrepentido.

A Yael se le llenaron los ojos de lágrimas al escuchar a Nath.

—Es que… es que fué horrible, me dió mucho miedo —le dijo Yael con la voz temblorosa limpiándose los ojos con su ropa.

—Lo sé, y ahora por eso me odias —comentó Nath, bajando la mirada—. Pero está bien, lo acepto —se dió la vuelta y se disponía a irse.

—¡No, Nath. No te odio!… ¿Cómo crees? Sólo te lo dije por qué estaba muy molesto en ese momento, y… —se le quebró la voz y se quedó callado.

Nath volteó nuevamente.

—¿En serio? ¿No me odias?

—No, no... claro que no —respondió Yael en un leve sollozo, sus lágrimas ya corrían por sus mejillas, trataba de hacerse el valiente y no llorar pero le estaba siendo muy dificil—. ¡Lamento haberte golpeado! 

—¡Hey, tranquilo!. No te preocupes, no me dolió —respondió Nath con una ligera carcajada.

Yael igual respondió con una ligera carcajada pero en un instante su expresión cambió, esa pequeña risa se tornó en llanto, él ya no pudo aguantar más. Yo estaba junto a él y le frotaba suavemente la espalda tratando de calmarlo.

—¡Pero no llores, ya no importa! —le sugirió Nath con un sonrisa al verlo llorar sólo por recordar lo que pasó. 

—Es qué… me siento muy triste, yo no quería lastimarte de esa forma, no me gusta hacerle daño a nadie y menos a mis amigos —le respondió Yael entre sollozos con los ojos tapados con su brazo.

—Lo sé, pero tranquilo, está bien, al menos ahora sé que tienes buena fuerza —le dijo Nath en modo de broma, riendo—. No te preocupes, haré como que no pasó. Yo te pido que me perdones, en serio estoy arrepentido.

—Está… está bien, te perdono —le respondió Yael, con un suspiro tembloroso, limpiandose la cara con su playera—. Como dices hagamos que no pasó ¿Vale?

Nath asintió con la cabeza.

—¿Amigos otra vez? —le preguntó con una sonrisa extendiéndole la mano.

Yael se quedó observando, confundido.

—¿Si? —Nath sacudió la mano.

—Yael, ¿Que dices? —le pregunté golpeandole suavemente la espalda señalando con la mirada la mano de Nath.

Él terminaba de secarse las lágrimas con la manga de su playera.

—Pero Nath, no hemos dejado de ser amigos y eso no pasará —respondió Yael, con una pequeña sonrisa.

—Es lo que más deseo —Nath le señalaba su mano con la mirada—. Eres mi mejor amigo, y no quiero que eso cambie nunca.

Empujé suavemente a Yael para que aceptára estrechar la mano, él me miró y luego a Nath.

—Los chicos de nuestra edad no hacemos eso, ese es saludo de grandes —agregó Yael con una ligera carcajada.

—No es cierto, claro que sí —insistió Nath—. ¡Solo hazlo!

Yael le dió la mano y de repente Nath lo jaló hacía a él para abrazarlo fuertemente.

—Gracias —me dijo Nath mientras tenía abrazado a Yael, murmurando que sólo pude leer sus labios. Le sonreí.

Estaba muy emocionado al verlos felices nuevamente ya qué habían hablado y arreglado todo. Ambos se separaron y sonrieron. 

Nos disponíamos a sentarnos para terminar de desayunar.

Todo estaba bien pero alguien inesperado terminaría arruinando aquél momento.

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora