Una tarde de domingo iba de camino hacia mi entrenamiento de fútbol cuando de pronto:
─¡Zaz! ─una pelota de voleibol me golpeó en la cabeza y tirándome al suelo.
─¡Hey! ¿Estás bien? ─preguntó una voz a unos metros de mi pero estando todo aturdido me levante y me senté en la banqueta─. ¡Hola, disculpa, no quería golpearte. Fue un accidente! ─ añadió.
Levanté las mirada hacia la voz y era un chico más o menos de mi estatura, era delgado con cabello castaño y ojos cafés claros.
─Hola, ¿estás bien? ─preguntó de nuevo.
─Si, no te preocupes ─respondí mientras me levantaba de la banqueta.
─Me llamo Yael, vengo a jugar voleibol todas las tardes por aquí ─dijo mientras me tendía la mano ayudando a levantarme.
─Oh, hola me llamo Emi, yo juego fútbol.
─¡Qué bien! Igual a mí me gusta el fut solo que prefiero más el voleibol ─respondió, entusiasmado ─. Oye, en serio, discúlpame por el semejante pelotazo que te di, no fue mi intensión.
─Está bien, no pasó nada. No me di cuenta cuando venía la pelota ─respondí.
─¿Te puedo acompañar ? Temo que te haya hecho daño por el golpe ─soltó una carcajada.
─No te preocupes, claro si quieres, voy al campo de fut que está aquí cerca.
Llegamos al entrenamiento y él se puso a jugar con su balón de voleibol, después de unas horas terminó todo y me percaté que Yael me había esperado todo este tiempo. Me acerque a él para platicar.
─Yael tengo videojuegos en mi casa... ¿Te gustaría ir conmigo a jugar? ─pregunté. Ya que no tengo con quien jugar videojuegos pues mi hermana prefiere más estar en su cuarto y no tengo amigos cerca de mi casa y bueno, es mi oportunidad de hacer uno.
─¡Claro, me encantaría! Igual tengo videojuegos en mi casa por si gustas ir también a la mía ─respondió, emocionado─. Vives a la vuelta de la esquina de mi casa ¿cierto? Te he visto pasar algunas veces.
─Sí, a una cuadra aproximadamente, igual a ti te he visto pero pensaba que eras un chico pesado ─respondí, porque en realidad ya lo había visto antes, vive a la vuelta de mi casa en la otra calle.
De ahí mientras platicábamos fuimos camino a mi casa a jugar videojuegos. Llegamos y ahí presenté a Yael a mis papás que no tardó más de dos minutos de plática y les cayó de maravilla. Viéndolo bien igual tenía esa perspectiva de él, siempre que pasaba por mi casa me parecía un chico no social.
Pasamos un tiempo jugando y platicando.
─Me tengo que ir Emi, tengo tarea que hacer ─dijo tomando sus cosas─. ¿Me acompañas a mi casa? la tarea es fácil, la hago y después seguimos jugando ¿va?
─¡Me agrada la idea Yael! ─exclamé emocionado─. Déjame ir a pedir permiso y nos vamos.
Bajé a la cocina donde se encontraba mi mamá para pedir permiso, y después de conseguirlo nos preparamos para irnos a casa de Yael.
Ya eran casi las 5 de la tarde y estaba un poco oscuro pues la noche estaba llegando ya. Pasábamos por un callejón cercano a la casa de Yael cuando de pronto una bicicleta pasó rápidamente tirando a Yael y a mí encima de unos arbustos cercanos.
─¡Aaah! ─exclamó Yael con sorpresa mientras se levantaba─. ¿Qué fue eso?
─¡No sé! eso sí dolió ─respondí de igual forma.
─¡Hey amigos! ¿Están bien? ─preguntó el chico de la bicicleta en lo que se acercaba a nosotros, era un chico alto, delgado y de cabello ondulado de color negro.
─¡Yo creo que sí!, pero... ¿por qué nos arrollaste? ─pregunté, enojado.
─Lo siento, les pido una disculpa. Es que algo estaba persiguiéndome ─respondió mirando hacia atrás del callejón─. Por cierto, me llamo Nathan, vivo a unas cuadras de aquí.
─Hola, mucho gusto. Yo soy Emi y él es Yael ─respondí mientras ayudaba a Yael a quitarse el polvo de la caída.
─¡Hola Nathan! ─respondió Yael ya tranquilo.
Después de platicar un rato con Nath aclarando la situación nos dispusimos a seguir caminando los tres a hacia la casa de Yael.
─Oigan... los he visto antes por aquí ─dijo Nathan chasqueando los dedos
─Si, yo vivo en esta casa que esta frente a nosotros y Emi a la vuelta de la esquina ─comentó Yael ─. ¿Te gustan los videojuegos?
─Sí, tengo un juego de Fut y uno de batallas ─respondió Nath─. ¿Por qué?
─Nosotros íbamos a mi casa a jugar ¿Por qué no te quedas con nosotros un rato a jugar también? Claro, si puedes ¿verdad Emi?
─Sí, sería emocionante, a pesar de lo que ha pasado nos agradas ─respondí emocionado.
Sin darme cuenta en el día he conseguido a dos amigos y compañero de juegos, aunque la presentación de ambos fue de puro golpe pero no había problema. Sólo espero que no lleguen más así porque ya no quiero más caídas ni pelotazos.
Llegando a casa de Yael nos presentó a su papás y estuvimos platicando un rato, luego nos llevó a su cuarto mientras el terminaba su tarea y así poder jugar.
Los tres estudiamos en la misma escuela y en el mismo grado solo que en diferentes salones y por eso no habíamos platicado antes. Incluso nuestros padres se conocían de vista, pues platican por ser vecinos solo que a nosotros nos daba pena platicar.
Yael terminó sus tareas y luego nos pusimos a jugar videojuegos los tres, tanto fue la emoción y diversión que cuando miramos el reloj ya eran casi las 10 de la noche.
─¡Chicos ya es tarde me tengo que ir! ─le dije a los chicos.
─Oye si, yo igual ─respondió Nath.
─¡Tranquilos chicos pueden quedarse a dormir aquí en mi casa solo pidan permiso a sus papás por teléfono!─ exclamó Yael de emoción.
─Bueno, creo que está bien ─respondí mientras tomaba mi teléfono para hablar a mi casa.
Le llamé a mi mamá para avisar y me dieron el permiso sin problema pues ya conocían a los papás de Yael y le tienen confianza
─Está bien Yael puedo quedarme, ya me dieron el permiso.
─Yo igual y me dijeron que no hay problema y qué es mejor porque es peligroso salir de noche a la calle ─respondió Nathan mientras colgaba el teléfono.
Yael salió del cuarto para decirles a sus papás que nos quedaríamos.
─Ya pedí permiso de que se queden e igual me dijeron que si, que mis papás están encantados de que sea así ─dijo Yael al entrar al cuarto.
Después de jugar unas horas más de videojuegos y de cenar una pizza que nos regaló los papás de Yael, ya estábamos listos para dormir y recordé algo que quería preguntar.
─Nathan, por cierto, ¿Qué te estaba persiguiendo hace rato?
─¡Ah sí, es cierto!, estaba pasando camino a mi casa cuando algo o alguien estaba detrás de mí, mejor aumenté la velocidad para perderlo de vista y es cuando les termine yendo encima con la bici. Casi siempre que pasó por ahí lo mismo sucede, he escuchado que no solo a mí si no a otras personas les sucede lo mismo.
─Bueno pero creo que era solo tu imaginación, porque no vimos a nadie detrás de ti ─respondió Yael.
─He pensado lo mismo ─soltó una carcajada.
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Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Roman pour AdolescentsAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...