38. De Compras... ¿Es Para Jelly?

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A la mañana siguiente después de desayunar salimos de compras, era nuestro último día de vacaciones.
Fuimos camino al centro de la ciudad con nuestros papás.

—Oye Nath… ¿Cómo estás? —le pregunté mientras íbamos en el auto camino al centro. Lo notaba muy callado, siempre que íbamos a algún lado era el que se la pasa hablando en todo el camino. Sin embargo, en ese momento sólo estaba en silencio mirando a través de las ventanillas del auto.

—Bien Emi. Estoy bien —respondió con un tono de tristeza.

—Es que estás muy callado, desde que salimos en la mañana del hotel no quieres hablar con nosotros —dijo Yael, preocupado.

—Estoy bien, sólo pensaba por lo de anoche —respondió Nathz bostezando—. Casi no pude dormir por eso. Tuve pesadillas.

—Me imagino, fué algo muy incómodo y muy fuerte emocionalmente para ti —le toqué el hombro a Nath—. Mejor duerme, cuando lleguemos vemos que hacer para pasar el rato —miré a Yael quién asintió con la cabeza.

Nath se acomodó en el asiendo del auto para dormir un rato mientras Yael y yo nos poníamos a leer una revista que encontramos.

Llegamos al centro comercial, nuestros papás estacionaron el auto y luego fuimos a la primera tienda. Nos dividimos para ir a comprar. Los chicos se quedaron conmigo y sus papás fueron a distintas partes. Antes de irse nos dieron indicaciones para no perdernos y en dónde nos verían más tarde.

Platicaba con ellos en el camino mientras veíamos lo que había en las tiendas.

—Nath ¿Ya te sientes mejor?

—Si Emi, muchísimo mejor. La pequeña siesta me ayudó, trataré no estar pensando en ello —respondió Nath riendo.

—Qué bueno. Eso es para que la próxima no confiemos en alguien sólo por conocerlo en poco tiempo. Por eso no quería ir, pero bueno, ya ni modo.

—Sí, ya sé Emi.

Platicaba con Nath y de repente me percaté de que Yael no estaba. Él venía detrás de nosotros mirando lo qué había en las tiendas pero en algún momento se habrá separado de nosotros.

—Emi… ¿Dónde está Yael? —preguntó Nath, sorprendido.

—No lo sé, estaba hace un rato junto a nosotros.

Mirábamos a nuestro alrededor y de repente a lo lejos logramos verlo; estaba en una tienda de souvenirs.

—¡Ahi está! Vamos Nath.

Fuimos rápidamente hacia dónde él estaba.

—¡Yael ya me diste un buen susto! —exclamé al verlo.

—¿Porqué Emi? No me fuí muy lejos —soltó una carcajada.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Nath.

—¡Miren! —Yael nos enseñó una pulsera que tenía en la mano—. ¿Es bonita?

—Hmm… sí, me gusta.

—Pero tú no usas pulseras así —dijo Nath tomando la pulsera en sus manos.

—No es para mí chicos —respondió Yael.

—¿Entonces?

—Es para alguien especial —dijo Yael suspirando.

—Uuuh… ya sé para quien es —dijo Nath riéndose.

—¿Será que le guste? Se lo daré cuando la vea al regresar a casa.

—Yo digo que sí —tomé la pulsera para verla.

—¡Me lo llevo! —exclamó Yael al señor que las vendía.

Yael metió la pulsera en su bolsillo del pantalón y nos fuimos corriendo a dónde nos dijeron nuestros papás que nos verían para ir a comer. Ya teníamos hambre.

Llegamos con nuestros papás y compraron comida para el almuerzo. Pasamos el rato comiendo y pláticando.

Cuando íbamos saliendo del comedor del centro comercial Yael metió la mano en el bolsillo de su pantalón y se percató que estaba vacío.

—¡Chicos la pulsera no está! —exclamó Yael desesperado tocándose todas las bolsas del pantalón.

—¿Cómo que no está? Si lo metiste en tu bolsillo… yo lo ví—dijo Nath mirando hacia el suelo.

—¿Ya revisaste bien tus bolsillos?

—¡Sí Emi! —Yael se estaba desesperando demasiado.

—Vamos a buscarlo a dónde comimos… qué tal que se quedó en la silla.

Regresamos al comedor y a la mesa dónde estábamos comiendo y no encontramos nada. Revisamos las sillas, debajo de la mesa y tampoco estaba la pulsera.

—¿Dónde se habrá caído? —preguntó Yael, ya tenía los ojos rojos. Se le llenaban de lágrimas. Estaba muy preocupado.

—¡Tranquilo Yael! —le dije al verlo triste antes de comience a llorar de la desesperación—. ¡Vamos a la tienda y compramos otro!

—Si, y problema resuelto —dijo Nath.

—Pero... es que gasté todo lo que me quedaba de dinero en esa pulsera —dijo Yael con la voz temblorosa, ya estaba a punto de llorar.

—Tranquilo, yo te doy el dinero, no te preocupes.

—Si, igual yo. Pero cálmate —dijo Nath tocándole el hombro.

Fuimos hasta la tienda donde compramos la pulsera.  

Ahora otra persona atendía el puesto de los souvenirs.

Yael se puso a buscar el mismo modelo de pulsera pero ya no había.

—¡Mira Yael! éste igual está bonito —le enseñé una lo más parecido al qué se le perdió.

—Es que yo quería como el de hace rato —respondió Yael, desanimado—. Además éste cuesta el doble que el que compré.

—Ese no es problema, Emi y yo juntamos el dinero y listo —dijo Nath sacando su dinero de su bolsillo.

Saqué mi billetera para buscar el dinero cuando detrás del puesto vino el señor que nos atendió la primera vez.

—Oigan… ¡Son ustedes!. Hace rato estaba buscándolos —dijo el señor al vernos.

—¡Hola!... es que a mí amigo se le perdió la pulsera que le compró —respondí mientras le daba el dinero a Yael.

—Si, ya lo sé —dijo el señor sonriendo.

—¿Cómo lo supo? —preguntó Yael, sorprendido.

—Es que yo la encontré —respondió el señor yendo hasta dónde estaban sus cosas.

Los chicos y yo miramos asombrados.

—¡Toma amiguito! —el señor le dió la pulsera a Yael—. Cuando salieron corriendo se les cayó y fuí a recogerlo, pero cuando me di cuenta ya habían ido muy lejos. Sabia que vendrían de nuevo así que la guardé.

—¡Muchas gracias! —exclamó Yael, emocionado y saltando de felicidad.

—Ya ves Yael, se arregló todo. ¡La encontraste!.

—¡Exacto! —dijo Nath.

Yael ya estaba contento porqué encontró su pulsera y nosotros también. Salimos de la tienda y nos fuimos con nuestros papás.

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora