Yael fué a a abrir la puerta y mis papás entraron al cuarto.—Chicos, ¿quieren venir con nosotros a dar una vuelta? —nos preguntó mi mamá.
—Yo si quiero ir, quiero comprar unas cosas.
—Yo si voy —dijo Yael con emoción.
—¿Yo puedo quedarme a ver la tele? —preguntó Nath mientras iba por el control de la televisión.
—Claro, hijo. No tardamos.
—Entonces regresamos en un rato —me levanté de la cama junto Yael para salir del cuarto.
Mis papás tomaron las llaves del carro de la pared donde estaban.
—Vamos, ya está Pau en el carro —explicó mi papá mientras cerraba la puerta del cuarto.
—¡Cambié de opinión, si quiero ir! —exclamó Nath, rápidamente apagó la televisión y salió con nosotros a la puerta.
—Muy bien, pues vamos.
Subimos todos al carro y salimos camino al centro a comprar unas cosas. En el camino platicábamos con Pau y con mis papás.
Luego de unos minutos llegamos al centro comercial. Entramos y empezamos a llenar el carrito de frutas, comida y más de lo que mis papás necesitaban. Caminábamos junto a ellos todo el tiempo.
—Nena, acompáñame a la farmacia por lo que te comenté —le ordenó mi mamá a Pau, ella asintió—. Ve por algunas cosas con los chicos y luego nos alcanzan ahí —le ordenó a mi papá dándole el carrito del supermercado.
—Está bien, vayan yo me quedó con ellos —él sonrió.
Paula y mi mamá fueron a la farmacia y los chicos y yo nos quedamos con mi papá. Paseamos por los pasillos buscando lo que nos faltaba para comprar hasta que llegamos al pasillo de la juguetería.
Yael se quedó parado, asombrado y observando todo lo que había.
—¡Miren chicos, es la nueva muñeca de la Capitana Marvel! —dijo Yael con emoción señalando el mostrador.
—¡Wow! ¡Está padre! —me acerqué rápidamente a ver y me había encantado también, era grande y venía con accesorios incluidos, así como trajes y su mascota Goose.
—¿Una muñeca? —preguntó Nath, confundido mirando el mostrador—. ¡Eso es para niñas Yael! —replicó levantando una ceja.
—No es cierto Nath, también es de colección, además es una superhéroe y es de chicos.
—¡Yo si la quiero! —respondió Yael, decidido—. Ahorraré para comprarla o la pediré para Navidad.
—No tiene nada de malo que sea una muñeca —explicó mi papá, acercándose a nosotros—. Los juguetes así como los colores son de todos, no hay distinción alguna ni genero, si en verdad te gusta no tiene nada que ver qué sea una muñeca o que que sea algo de color rosa o azul.
—Es cierto Nath, yo igual la quiero —le dije con emoción.
—Si eres hombre y te gusta usar ropa de color rosa no importa, así seas mujer y te guste el color azul —añadió mi papá—. Pasa lo mismo con los niños y los juguetes, si te gusta una muñeca y eres niño no pasa nada, y si eres niña y quieres un carrito igual. Todo es válido, ya hay que quitar y olvidar esos estereotipos.
—Tienen razón, lo siento y sí, también yo la quiero para mi colección —reafirmó Nath con una sonrisa, pegando la cara en el mostrador.
—Para cuando juntemos nos las compramos.
—Está bien, juntare mis mesadas y si la compro antes les diré para que la abramos juntos —dijo Yael, emocionado.
—¡Si, me ha encantado también a mí —añadió Nath despegando la cara del mostrador.
—Seriá genial tenerla.
—Ay chicos, creo que por ahora es mejor que piensen en una de juguete o de plástico y no en una muñeca de carne y hueso —bromeó mi papá—. ¿O ya piensan en eso? —se nos quedó mirando.
Volteé la mirada hacia los chicos y ambos se sonrojaron al instante.
Aclaré la garganta.
—No, creo que no —le respondí, nervioso—. Miren, ahí hay juegos de mesa —dirigí la mirada hacia el otro lado del pasillo para cambiar de tema.
—¡Corran! —exclamó Nath.
Los tres fuimos corriendo hacia allá dejando a mi papá atrás con el carrito.
—¿Y si compramos algún juego para jugar en la casa? —preguntó Yael observando detenidamente cada juego que había en el aparador del pasillo.
—¡Estaría genial así tendríamos algo con que divertirnos más! —añadió Nath.
—Si encontramos uno barato sería mejor —le dije mientras metía la mano en el bolsillo del pantalón para sacar mi dinero—. Solo tengo esto —les enseñé el dinero que tenía y que no era mucho, apenas y nos alcanzaría para algo muy pequeño.
—Yo también no traje mucho, sólo para algunas cosas de comer —agregó Yael.
—Bueno, tal vez si juntamos entre los tres nos alcance para un juego de cartas… Nath, ¿trajiste dinero?
—Yo tampoco traje mucho, sólo unas monedas —respondió con un gesto de disgusto—. Pero tal vez nos alcance.
—No lo creo, nos falta más.
—Emi, pregúntale a tu papá si puede completar para comprarlo —sugirió Yael en voz baja al ver a mi papá venir.
—Si, espero y si pueda.
Mi papá llegó hasta nosotros.
—Papá, ¿puedo llevarme este UNO? —le pregunté a tomando el juego de cartas—. Es que queremos comprarlo entre los tres pero no nos alcanza.
Él asintió con la cabeza.
—Ponlo en el carrito, yo se los regalo para que jueguen en la casa.
—¿De verdad? —los chicos y yo nos miramos emocionamos.
—Sí.
—¡Gracias! —respondimos los tres al unísono.
Metimos el juego al carrito y luego fuimos a buscar lo demás que faltaba. Ya que teníamos todo nos dirigimos a la farmacia donde estaba mi mamá con Pau.
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Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Teen FictionAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...