Pasó un rato y regresé a mi salón, ya a la salida iba junto a Yael a la puerta de la escuela.—¿Emi no vamos a esperar a Nath? —preguntó Yael.
—No sé, lo más seguro es que no quiera verme después de lo de hace rato.
—No creo que esté enojado más bien puede ser que esté triste, creo que fuiste muy duro con él y con lo que le dijiste —reiteró Yael, preocupado.
Escucharlo decir eso solo confirmaba que en verdad fuí muy duro con Nathan y el sentimiento de culpa me estaba invadiendo. Ahora el pésimo amigo era yo, sentía un enorme coraje hacia mi mismo por hablarle de esa forma y además de no saber cómo ayudarlo.
—Tienes razón —le dije a Yael, limpiándome los ojos con la mano, me sentía muy triste y culpable.
—No, Emi. No te pongas así, sé que sólo querias ayudarlo, tú eres nuestro mejor amigo y no harías algo para lastimarnos —respondió Yael frotándome la espalda suavemente—. Todo estará bien, yo te apoyo.
—Gracias, amigo —respondí con una sonrisa—. Luego dices que no sabes cómo ayudarme, lo haces muy bien —solté una ligera carcajada.
—¿Ah si? Gracias igual, Emi —respondió con una sonrisa.
—Vamos a verlo a su salón entonces —le sugerí dándome la vuelta para ir hacía allá.
—¡Vamos!
Llegamos al salón de Nath, sus compañeros iban saliendo pero él no estaba. Nos acercamos a la puerta y solo vimos a la maestra recogiendo sus cosas para irse, ella al vernos se sorprendió.
—¡Hola, chicos! —saludó al vernos—. Ustedes vienen a ver a Nathan ¿Cierto?
—Hola maestra, buenas tardes —respondí—. Si, ¿Ya tiene rato que salió? No vimos que salga.
—Si, chicos. Nathan desde la hora del recreo se fué.
Yael y yo nos quedamos sorprendidos.
—Me dijo que se sentía mal y si se podía ir a su casa, dijo que su mamá vendrá mañana a hablar conmigo.
—Está bien, maestra. Gracias —respondí con finjida sonrisa, Yael sólo me miraba extrañado.
—Diganle que le mando saludos y que estoy pendiente de él, es que ví que sí se sentía mal porqué habló conmigo y casi lloraba, tenía los ojos muy rojos y se veía agitado, me dejó muy preocupada —agregó la maestra—. Quería llevarlo a su casa en mi carro y así hablar con su mamá pero no quiso, que si podía ir él sólo.
—Claro que sí maestra, nosotros le decimos —respondió Yael con una sonrisa—. ¡Gracias!
Salimos de la escuela preocupados, ya que no sabíamos cómo estaba Nathan, y me sentía aún más culpable ya que me imagino que estaba así por lo que pasó. Íbamos caminando a la casa, Yael a cada segundo me miraba, pues estaba pensando mucho en eso y no platicábamos.
Llegamos a nuestras casas, entré a mi cuarto como siempre para cambiarme de ropa y luego ir a casa de Nath para verlo cuando de repente mi mamá irrumpió con el teléfono en mano.
—¡Emi! —exclamó mi mamá, desesperadamente.
—¿Que pasó mamá? —le pregunté, asustado por la forma de hablarme.
—¿Veniste de la escuela con Nathan?
—Hmm… no, él se quitó temprano ¿Porqué?
—Es que me acaba de llamar su mamá por qué le dijeron por teléfono por una vecina que Nath llegó a su casa y se veía sucio y lastimado…
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Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)
Fiksi RemajaAcompaña a Emi, un chico preadolescente en esta historia llena de emociones y aventuras junto a sus dos nuevos mejores amigos, mientras hacen lo que más les gusta; divertirse. En cada aventura aprenderán lecciones sobre la amistad, la responsabilida...