21. Una Prueba de Valentía y Amistad

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Llegó el sábado, ese día le dije a los chicos que vinieran a mi casa para ver películas y para jugar.

Me levanté temprano para arreglar mi cuarto. Tomé el teléfono y marqué a la casa de Nath.

—¿Bueno? —Nath respondió el teléfono.

—Nath soy yo, Emi.

—Hola Emi, ¿Qué pasó? Estoy por salir para tu casa.

—Esta bien, hablaba para decirte que trajeras el videojuego que compramos la aquella vez.

—Claro, primero voy a ver a Yael para que me acompañe a comprar golosinas para comer en tu casa.

—¡Oh! Genial. Les veo al rato —colgué el teléfono y fuí a arreglar todo lo que me faltaba.

Acomodaba la sala de mi casa y ayudaba a mi mamá a preparar la comida.

Pasó más de una hora, se me estaba haciendo raro que no llegaran aún.

Fui a bañarme antes de que sea más tarde.

Estaba a mitad de mi baño y desde ahí escuché que sonó el timbre de la puerta.

Segundos después escuché a mi mamá venir corriéndo haciendo ruido con los zapatos al subir por las escaleras y de repente tocó la puerta de baño.

—Emi ¿Ya terminaste? —preguntó mi mamá fuera del baño.

—¡Aún no! ¿Porqué?

—¡Necesito algo del botiquín rápido! —noté un tono preocupante.

—¡Entra mamá! No tiene seguro la puerta.

Mi mamá entró al baño, abrió el botiquín y sacó varias cosas de ahí.

Me quedé observando.

—¿Para que quieres eso? —pregunté sorprendido.

—Termina de bañarte y baja a ver a los chicos que ya están aquí.

—¿Y las cosas del botiquín para que?

—Es para Yael. Pero mejor termina de bañarte y bajas a la sala —cerró la puerta y se fué rápido.

Me quedé preocupado por la situación así que no lo pensé; terminé de bañarme rápidamente, así mojado me vestí y bajé a la sala.

Al bajar por las escaleras ví que mi mamá estaba parada poniéndole a Yael algo en la cara mientras Nath estaba sentando en el sillón viendo.

—¿Qué te pasó hijo? —escuché a mi mamá decirle a Yael

Me acerqué despacio y ví que Yael tenía la playera manchada de sangre, mi mamá le estaba limpiando la nariz con algodón y medicina.

En ese momento sentí que mi corazón palpitaba aceleradamente, estába aterrado por lo que estába viendo.

—¡Emi! —exclamó Nath al verme.

—Nath ¿Qué está pasando? ¿Qué le pasó a Yael? —le pregunté asustado, la voz me temblaba. Era horrible ver a mi amigo así. No me salían las palabras, sólo sentía ganas de llorar.

—Emi, tranquilo. ¡Estoy bien! —dijo Yael mientras mi mamá lo estaba atendiendo—. No llores, no fue nada. Ahorita te explico —Yael se dió cuenta que estaba muy asustado y nervioso.

—Ven, siéntate. Les explicaré lo que sucedió —dijo Nath tomándome de la mano para sentarnos en el sillón—. Estabamos yendo a la tienda del centro donde venden golosinas que te había dicho que traería. Ya estábamos camino a tu casa cuando en la esquina de la escuela nos encontramos a Daniel.

Mientras escuchaba a Nath me sentía muy nervioso, apenas le podía prestar atención. Lo miraba a él y la vez a Yael en que lo estaban revisando por mi mamá.

—¿No me digas que él le hizo esto a Yael? —me levanté enojado del sillón.

—¡Espera Emi! Si, pero escuchamé primero —continuó—. Daniel quería quitarme las cosas que traimos sólo por venganza, él dijo que ayer lo castigaron por sus papás porque lo acusó Paula, su hermana, por lo que nos hizo ayer. Yo me resistí para no darle las cosas y me empujó. Yael al ver eso comenzó a discutir con Daniel. Él se enojó mucho, empujó a Daniel y se le fué encima. Traté de detenerlo pero no me dejó.

—¿Es cierto Yael? —preguntó mi mamá.

—Si señora. Es que estaba muy enojado y ya no aguanté más.

—Si, traté de separarlos, sabía que no se iba a quedar así nada más, en un arrebato Daniel le dió un puñetazo a Yael en la cara. Él aún siguió peleando hasta que empezó a sangrarle la nariz y del susto lo dejó. Daniel al ver que lo había lastimado salió corriendo.

—¡Yael no sabía eso de ti! ¡Daniel es más grande que tú!

—La violencia sólo genera más violencia niños —dijo mi mamá terminando de curar a Yael—. ¡Listo! Sólo mantén un rato alzada la cabeza hacia arriba para evitar que sangre otra vez.

—Es que en serio ya me había enojado mucho, no dejaba de molestar a Nath y ya le tenía ganas desde hace rato —dijo Yael sentándose con nosotros.

—Todavia tu mano no ha sanado del todo y ya te lastimaron de nuevo —le dije a Yael revisandole la cara. Estaba llorando del coraje y de ver cómo estaba mi amigo.

—¡Tranquilo mi amor! Yael ya está bien. Ya lo revisé y no fue nada grave, pero ya con la medicina estará mejor —me dijo mi mamá acariciandome el rostro.

—¡Estoy bien Emi! No fué nada. Yo traté de no llorar esta vez y mira, tú estás llorando ahora —dijo Yael tocándome el hombro. Nath se acercó con nosotros.

—No puedo evitarlo. Es que me asustó mucho verte así —respondí con la voz temblorosa—. Me hubiera gustado estar en eso momento con ustedes. Yo debí haber peleado con él no tú.

—¡Yael, discúlpame por favor! Por mi culpa te pasó esto —dijo Nath con una expresión de tristeza en su rostro.

—¡Ya les dije que no es nada! No se preocupen. Son mis amigos, y no dejaría que alguien les haga algo malo —respondió Yael sonriendo.

Ya estaba más tranquilo al ver que mi amigo Yael estaba bien. Sabia que algo así pasaría desde que nos enfrentamos a Daniel la primera vez pero no pensé que Yael llegaría a pelear con él, y menos que le haría daño de verdad.

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora