Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)

172. El Lago Y, ¿Dilemas de Chicos?

Los chicos y yo nos dirigimos hacia donde estaba mi mamá y los demás sentados debajo de unos árboles.

—Pau, ¿sabes nadar? —le preguntó Yael mientras íbamos caminando.

—Por supuesto, es de las cosas que más me gustan hacer —respondió ella—. Amo ir a la playa.

—¿Entonces entrarás con nosotros al lago? —le preguntó Nath con emoción—. Yo igual sé nadar.

—¡Es cierto! —Pau se detuvo, sorprendida—. Sí, pero para eso tengo que hacer algo antes… les veo ahí —explicó, se dió la vuelta y regresó corriendo a la casa.

—Pero, ¿a dónde vas? —le preguntó Nath, rápidamente al verla irse pero ella no lo escuchó—, ¿Qué vas a hacer? —se quedó observándola.

—¡Ahora nos alcanza! —le dije acercándome a él—. Creo que fue a buscar algo, nosotros vayamos rápido con los demás.

—Sí, Nath.

—Está bien.

Mi papá venía detrás de nosotros y nos alcanzó en el camino.

—¿Listos, chicos? 

—Sí, papá… ¿y tú vendrás con nosotros a nadar?

—Tal vez más tarde, me dijo mamá que los vigilara.

—Genial.

Llegamos con mi mamá y demás familia. Ahí estaba también mi prima Angie con sus amigos. Platicamos un rato con ellos.

Luego de unos minutos los chicos y yo nos acercamos al viejo muelle del lago, un poco lejos de los demás. Mi papá venía con nosotros pues mi mamá le había encargado que nos vigilara mientras nos bañamos.

—¿Ya podemos entrar? —le pregunté, emocionado a mi papá mientras me quitaba la playera. Él estaba amarrando una hamaca en unos árboles cercanos al lago.

—Creo que sí, pero no van a entrar con esa ropa —replicó, pues los chicos y yo teníamos puesto pantalones largos que no eran para nadar—. Vayan a ponerse unos shorts o sus bañadores de siempre.

Los tres nos miramos sorprendidos.

—pero creo que no trajimos nada de eso.

—Pues ni modo, o al menos en ropa interior o de lo contrario no entrarán así.

—No voy a quitarme el pantalón, Emi —replicó Nath en voz baja, frunciendo el ceño.

—Yo no tengo ningún problema —afirmó Yael, entusiasta mientras se quitaba la playera—. Además no nos verá nadie, estamos lejos de ellos.

—¡Por supuesto que no! —reiteró Nath—. ¿Si sabes que Pau vendrá con nosotros?

—¡Ay, es cierto! ¡Mejor olviden el plan! Vayamos a buscar algo más adecuado en nuestras cosas.

—Vayan, chicos… busquen algo, saben que es peligroso meterse a bañar en lugares así con ropa gruesa o pesada —explicó mi papá mientras se acostaba en la hamaca que ya había terminado de colocar.

—Eso es verdad, me lo tiene dicho mi mamá —agregó Yael—. Yo traje algo, les presto si quieren.

—Tienes razón, vayamos entonces.

Nos dimos la vuelta para ir a la casa, solo caminamos unos pasos cuando escuchamos un fuerte estruendo que sacudió el suelo.

Volteamos a ver y nos dimos cuenta que mi papá estaba acostado en el suelo con todo y hamaca; se había desatado y caído.