Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)

151. Solución A... ¿La Oscuridad?

Nos quedamos perplejos por un segundo hasta que...

—¡Aaaaah! —gritamos los tres al unísono, aterrorizados.

Me quité de la ventana a toda velocidad y entré a la cama con Nath quien se tapó con la sábanas y Yael saltó de su cama a la nuestra.

A los pocos segundos mis papás irrumpieron en el cuarto a toda prisa. Uno con un bat de béisbol y la otra con una sartén en la mano.

—¿Qué está pasando cariño? —preguntó mi mamá, angustiada—. ¿Por qué gritan?

Me bajé de la cama y fuí con mi mamá. 

—¡Hay alguien ahí afuera! —exclamé, asustado.

Los chicos vinieron detrás mí.

—¡Es un zombie! —añadió Nath señalando hacia la ventana—. ¡Ayúdennos!

—¿Cómo? —preguntó mi papá esbozando un gesto de confusión y dirigió la mirada hacia allá, pero ya no había nada—. ¡Ahí no hay nadie!

—Sí, si hay algo ahí afuera, vimos una ca-ca-cara horrible en la ve-ventana —explicó Yael, nervioso y muy asustado.

—¡Tranquilos, amores! —suplicó mi mamá, abrazándonos a los tres mientras observaba hacia la ventana—. ¡Ahí no hay nada!

—¡Sí, si hay algo! —insistió, temblando.

—Era horrible, nos estaba mirando —añadió Nath.

Mis tíos escucharon el alboroto y entraron al cuarto con nosotros con unas linternas, se habían despertado por nuestros gritos.

—¿Qué está pasando? —preguntó mi tío.

—Los chicos dicen que vieron algo afuera por la ventana —explicó mi mamá dando un leve suspiro.

—No creo, está lloviendo —afirmó mi papá poco convencido.

—Salte a ver, que tal que en verdad hay alguien —le ordenó mi mamá—. En que no hay energía eléctrica puede ser que sea algún ladrón.

—¿Que yo qué? —preguntó, sorprendido—. No, yo no. Está oscuro ahí afuera y creo que ellos solo tuvieron una pesadilla.

—¡Fue algo real, papá!

—¡No es posible contigo! —mi mamá le dirigió una mirada gélida—. Entonces mejor quédate con los niños y yo voy, vaya esposo valiente que tengo.

—No te preocupes, Mónica —le dijo mi tío soltando una carcajada—. Ahora voy con él a ver qué hay.

De pronto alguien empezó a tocar a la puerta de la casa.

—¿Quién será a esta hora? —preguntó mi tía, extrañada. Era más de medianoche y estaba lloviendo.

Mi papá se dirigió junto con mi tío hacia allá para ver quién era.

—¡Buenas noches, vecinos! —dijo una voz masculina al abrir la puerta.

—Ah, hola vecino —respondió mi tío—. Pase…

Aquel señor entró a la casa, era de cabello oscuro, vestía un impermeable negro que cubría su rostro. Al entrar se quitó el gorro de su traje y ahí nos dimos cuenta que su cara era muy parecida a la que habíamos visto en la ventana.

—Mamá, ese señor se parece al que vimos… está aquí —murmuré, alarmado.

—Espera hijo, es el vecino, ¿no lo recuerdas? 

—No.

—Sí, así es —confirmó mi tía—. Es el vecino que vive cerca del lago.

—Solian ir a jugar con su hijo hace un tiempo cuando veníamos seguido aquí a vacacionar —añadió mi mamá.