¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒ

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¡Vaya cojones!

El comedor del colegio de Hogwarts solía ser siempre ruidoso. Todo a raíz de las risas y las conversaciones variadas de los diversos grupos de alumnos. Harry jamás se aburría en el comedor a la hora de disgustar un buen alimento junto a sus compatriotas de casa. Había risas, bromas y siempre había algo de que hablar, la mesa nunca estaba en silencio. Como justo ahora; que a pesar de ser sábado y aquellos días no era obligatorio reunirse en el comedor para comer, la mayoría de los Gryffindors sí que se encontraban reunidos comiendo en armonía. Mientras que Harry se encontraba picando de su Jacket potato escuchaba con atención el relato que daba Seamus Finnigan sobre su sueño; en el cual narraba con exactitud como fue que le hizo la vasectomía a un drago de tres metros, con sus propias manos, después de que se lo intentara comer.

Seamus Finnigan era delgado y tenía el cabello de color arena y sus amigos o cualquiera que le conociera en su entorno sabían sobre su apego a la pirotecnia. Era un buen muchacho pero aquel sueño...

—Es un hecho de que "eso" fue solo un sueño Seamus—Rio Ron cortando el relato del chico, justo cuando había llego a la parte de que mato a otros dos con una pierna rota y un ojo tuerto. Nada creíble.

—Estas celoso de mis sueños Ron— Comento Seamus dándole un gran mordisco a su pan tostado.

—Nahh. Tengo sueños mejores que ese— Alrededor de Ron, se escucharon fuertes "Uuhs" con tonos picaros—¡No ese tipo de sueños! — Alego el chico con las mejillas bañadas de rojo y echándole un vistazo a Hermione que se encontraba del otro extremo de la mesa conversando con unas chicas sin haberse dado cuenta de lo que había pasado. Que bueno que fue así.

Harry estando enfrente de él, sonrió con las mejillas llenas de comida apreciando como molestaban a su compañero Ron con grandes sonrisas pintadas en sus rostros.

—Miren esa risita...—Canturrio Seamus con tono pícaro señalando a Harry con un dedo acusador—¿Tú también tienes "sueños mejores"?—Le pregunto el chico a Harry marcando en sus labios una socarrona sonrisa.

El pobre de Harry se puso colorado como Ron, y peor, cuando su amigo le vio con una ceja levantada esperando su respuesta. Así que su mente trabajo rápidamente.

—¿Y que tu no Seamus?... No nos engañas. Dean y yo descubrimos tu escondite de revistas de quidditch femenil en sexto— Confeso Harry sonriendo con maldad al ver la cara de Seamus descomponerse.

—¡Uuuh Seamus! ¿Qué veías ahí? , eh, pícaro— Le siguió Ron para poder vengarse de la vergüenza que le había hecho pasar el chico hace unos momentos. Las mejillas del irlandés se pusieron coloradas rápidamente a la par que tomaba de su zumo de calabaza sin contestar.

—Lo que veías no era maquillaje ¿verdad? pequeño Seamus— Pregono Dean Thomas uniéndose a Harry y a Ron. Dean era un chico alto, —incluso unos centímetros más alto que Ron— de cabello negro y ojos marrones. El chico se había vuelto cercano a Harry hace más o menos un año atrás, después de haber pasado la página de la situación que habían tenido por Ginevra Weasley.

Lo que era una historia larga de contar...

Mientras que aquellos jóvenes brujos reían y hacían de todo para que Seamus Finnigan (el irlandés), confesara lo que realmente veía en aquellas revistas. Harry —que masticaba de su papa hervida— fue traicionado por sus ojos de una forma extraña, ya que estos enfocaron más atrás de Ronald Weasley. A uno metros de distancia se ubicaba la mesa de la casa de los Slytherins; la cual estaba repleta, dando a entender que todos los de aquella casa estaban presentes. Incluso el Barón Sanguinario rondaba por ahí, con sus respectivas ropas bañadas de sangre, y su expresión espantosa. Harry dejo de ver el traslucido hombre porque de un momento a otro una pequeña cabecita de un rubio platinado se había interpuesto en su panorama visual, al haberse puesto de pie. Harry distinguió con facilidad de quien se trataba.