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La segunda prueba


La mayoría de los hombres tenían los ojos clavados en el marco de madera que daba a las escaleras de caracol, exactamente donde bajan las chicas de Gryffindor. Harry entre ellos miraba de refilón a Ron, que se veía algo nervioso, preocupado, pero hubo un momento donde  este le dirigió la mirada a Harry y el pelirrojo había abierto la boca con aire vacilante. Harry no estaba seguro, pero parecía querer decirle algo, la mirada le decía algo, sin embargo, antes de poder acercarse para hablar se escucharon murmullos provenientes de las escaleras y se detuvo.

Una chica de piel blanca y cabello castaño claro había surgido desde el marco de las escaleras siendo rodeada por otras chicas. Aplausos resonaron en cada esquina cuando la chica completo el recorrido y se paró en medio de la sala común, sonrojada y con una sonrisa boba llena de nerviosismo por el vitoreo con el que había sido recibida. Lavender Brown se había reincorporado al colegio después de un extenso cuidado en El Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, tras haber recibido una herida en la batalla de Hogwarts, por un hombre lobo llamado Fenrir Greyback, que ahora albergaba en Azkaban; Una fortaleza conocida como un lugar de confinamiento para magos criminales. Y aunque bien sabían que ella había sido mordida por aquel licántropo no se habían llegado a notar señales de que ahora la chica fuera una mujer lobo, eso sí, ella tenía la queja de que a veces tenía el repugnante antojo de carne cruda...

—¡Nos alegra tanto saber que estas bien! — Aclamo Seamus Finnigan al acercarse como la mayoría de sus compañeros para comenzar a hablar con la chica, con las intenciones de que ella les contara como es que había sido su proceso de rehabilitación en San Mungo. Lavender parecía fascinada por la atención y Harry entonces miro a Ron, inquieto y pálido, como si quisiera dirigirse a la chica, el no creía que eso fuera bueno al conocer el historial de aquella "relación", así que, con algo de discreción, se acerco al brujo mas alto y quedando a sus espaldas susurro...

—No lo hagas...— Ron metió un salto y se giro estupefacto a ver al chico, quien llevaba un gesto serio—Lo sé, y será mejor que ahora no lo hagas...— Añadió dándole una mirada a la dulce Lavender. Harry sonrió, estaba alegre de verla viva...

No dijo mas y se dispuso a ir al comedor a atascarse de donas que eran las primeras en ser devorados, pero antes de moverse, una mano grande lo tomo del bíceps y lo detuvo.

—Ah...Yo— Harry no se contuvo a alzar una ceja. (Gesto que hacia sin conciencia de las veces que veía a su novio haciéndolo)

—No importa—Dijo, antes de que Ron siguiera hablando.

—No— Replico el pelirrojo, dándole cara a su amigo—Me porte mal, estaba actuando...

—¡Da igual!

Ron le sonrió nervioso, con la cara cubierta de rojo decorando sus pecas, Harry le devolvió la sonrisa y Hermione que estaba bajando de las escaleras —cuidadosa de no chocar con Lavender—, chillo emocionada (pero silenciosa) al ver que la apareja de amigos se había dado un fuerte abrazo.

Todo estaba regresando a como antes, ya nada podía estar mal... 


El rumor de que cierto grupo de amigos había vuelto a estar junto fue como la noticia de la llegada de Lavander al colegio, una bomba. O tenían sus ojos en la superviviente de una fatídica muerte o en aquella pandilla de amigos que provocaba un gran alboroto en la mesa con sus carcajadas fuertes. Harry estaba que derrochaba regocijo, tener a Ron hablándole nuevamente era como si solo se hubiera ido de vacaciones por una semana, aunque el tiempo en que hablaron era más largo, y sabía que Ron a su lado implicaba más risas y menos horas en la biblioteca, bueno, no se quejaba tanto, había días en las que se topaba con su novio en aquel lugar, y solo se veían de lejos, así que no era tan molesto después de todo.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora