Las cartas llegan un día inesperado. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería ha vuelto a abrir sus puertas tras una guerra que solo se conservara en los libros de historia, y no en sus pilares reconstruidos. Harry Potter y sus amigos regresan para...
Los capítulos especiales no están organizados cronológicamente, asi que:
¡OJO CON LAS FECHAS!
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31/ 07 /2009
En la ciudad de Londres en el barrio de Richmond Upon Thames se escuchaba por toda el área un zumbido extraño e inesperado. Sin embargo los habitantes de los departamentos hacían caso omiso a ese extraño ruido al encontrarse sumergidos en un exhaustivo sueño. Pero aquel sonido, —que mágicamente había parecido— en realidad ocultaba un propósito...
La riña que hace unas dos horas se estaba provocando dentro de uno de los callejones del barrio, era desbastadora, de las penumbras del callejón luces de colores se veían con un resplandor explosivo, perceptible al simple ojo humano; si es que alguien a tan tarde de la noche, fuera a asomarse por los balcones.
—¡Cuidado jefe!— La alerta, llego de una de las figuras que se resguardaba detrás de uno de los contenedores de basura, justo cuando un rayo blanco hizo aparición. El hombre de cabello castaño que tenía recargada la espalda en el contendor miro a su lado izquierdo —¿Esta bien?— Grito para que el aludido lograra escucharlo ante los explosivos sonidos que se formaban.
—¡Estoy bien! ¡Solo me rozo!— Contesto una voz masculina. El hombre con sus verde ojos por debajo de los cristales de sus gafas, veía a todos lados sin fijarse de la fina línea de sangre que había comenzado a escurrirle de la herida que se había formado en su mejilla. Sentado sobre sus talones, se palmeo los bolsillos de su abrigo con una mano y dirigiendo la muñeca de la otra a su boca y dijo : —Escuadrón D2. Arriba, hay que ganar terreno— Y con decir eso, se levantó del suelo de un golpe y lanzó una extraña piedra de color negro que tenía destellos blancos incrustados.
Sin haberlo esperado aquella piedra estaño en millones de pedazos al tocar el suelo, causando de repente una enorme cantidad de humo negro combinado con brillos blancos, que se extendió por todo el callejón, cegando a las figuras encapuchadas que con anterioridad estaba atacando. Aquellos hombres, al no tener ni idea de lo que pasaba observaron con terror la nueve, hasta que esta comenzó a disiparse vieron asombrados la siluetas de la gente que les rodeaba incluso por los tejados de los departamentos.
—¡Al suelo!— Grito una de las personas. Esta como los demás llevaba un abrigo grande, y apuntaba su varita mágica a la gente encapuchada.
—¡Suelten las varitas y suban las manos!— Grito el chico de cabello castaño saliendo detrás del contenedor de basura con la varita también alzada.
Las cinco figuras encapuchas no les quedo otra opción que hacer caso a la petición. Tiraron las varitas al suelo y con las manos arriba se dejaron caer de rodillas en aquellos charcos de agua bajo sus pies. Rápidamente los de abrigo con placas doradas, se acercaron.
