Las cartas llegan un día inesperado. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería ha vuelto a abrir sus puertas tras una guerra que solo se conservara en los libros de historia, y no en sus pilares reconstruidos. Harry Potter y sus amigos regresan para...
Los capítulos especiales no están organizados cronológicamente, asi que:
¡OJO CON LAS FECHAS!
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M A R Z O
30 / 3/ 2019
Cumpleaños querido
Cerca del condado de Nottinghamshire se hallaba un gran manzano. Sus hojas bailaban al ritmo del viento y tenía unas cuantas manzanas verdes oscilando desde sus ramas. Una de ellas estaba a punto de caer por el tallo al mínimo toque, ya que estaba más que preparada para dejar el "nido".
Se agito, y...
!Pop!
Se soltó.
Pero la manzana jamás toco el suelo cuando de repente se escucharon varios efectos doppler¹. Uno seguido del otro, tal y como una persecución de carreras. La manzana ya no estaba y no se hallaba en el suelo, sino, en la mano de un joven adolescente que la lanzaba y la atrapaba en su mano enguantada llevando consigo una sonrisa de superioridad.
—¡La snitch, coge la snitch, Severus!—Grito una voz gruesa e imponente desde atrás. El chico—como varios a su alrededor—, estaba montado en su escoba de aspecto fino. Las capas negras, rojas o azules con bordados coloridos que portaban los adolescentes se agitaban con las fuertes ráfagas del viento. Se sentía la adrenalina al rededor.
—!Lo hare, Abraxas!
Severus, que estaba delante de Abraxas le metió una mordida a la roja manzana para después lanzarla hacia atrás, hubiera golpeado a uno de sus perseguidores si no fuera porque el chico, de cabello castaño claro logro esquivarlo dando gruñidos. Se aferro al mástil de la escoba con una mano justo debajo de donde decía con letras plateadas Nimbus VII, y la otra mano la estiro hacia el frente lo más que pudo hacia una pequeña esfera dorada que agitaba frenéticamente sus alas metálicas.
De repente a su lado derecho apareció otra mano estirada tal y como la suya. Severus volteo confundido y al segundo deseo no haberlo hecho pues se quedó embobado con ver unos grandes ojos azules puestos en su persona, lo peor fue cuando uno de esos orbes le guiño un ojo, ahí mismo perdido el control de su escoba y hubiera caído varios metros abajo si no fuera porque logro sostenerse con las piernas, el problema era que ahora volaba de cabeza y con intenciones de querer vomitar.
—¡Vamos, Lorcan! —Aulló otro chico volando detrás de él que tenía las rubia cejas fruncidas mientras el aire le pegaba en su rostro de piel caucásica.
