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Rompiendo las reglas



Harry despertó aquel lunes lleno de tanta energía que a Hermione y a Ron les costaba seguirle el paso a su muy enérgico amigo. Ninguno de los podia creer el buen humor de Harry al ser Lunes, en la mañana, y con la primera hora de clases con el profesor Cuthbert Binns, que aburría más que una cabra comiendo zanahorias...

—Harry...No corras—Le regaño Hermione algo somnolienta aún. Ron estaba que se caí de cara al suelo desde atrás.

—No estoy corriendo, es solo que ustedes caminan muy lento— Se quejo Harry mirando con enojo aquellos alumnos de tercero enfrente de él que avanzaban muy lento. ¡Apártense! Pensó hastiado. El quería llegar de una vez al comedor, ahora.

La llega a Hogwarts, luego de las vacaciones, había sido extremadamente estresantes al momento de tocar suelo escolar. El recorrido en tren, no iba a mentir, había sido asombroso gracias a que estuvo con Draco todo el tiempo hasta llegar a la estación de Hogsmeade. Pero todo comenzó a salirse de control cuando se separaron a los carruajes. Ginny había ido con ellos, (no porque ella quisiera) lo que coloco un habiente tenso entre Ron, Hermione y el, ya que Harry solo estaba que ardía del enojo al ver a la chica.

Había sido un inicio de semana muy alocado. Harry no recordaba haber tenido, hasta ahora, un comienzo escolar asi y para variar, cuando llegaron la directora McGonagall les hizo cumplir su castigo como se debía, y barrieron casi toda la escuela con la supervisión de Filch que se retorcía de lo lindo mientras los vigilaba. 

Harry llego a enterarse de pasillos que ni conocía, conmocionándolo e intrigándolo para una revisión posterior... Y entonces ¿Qué pasaba? ¿Por qué Harry había estado tan cascarrabias al principio? La razón era que Harry y Draco no habían tenido mucho tiempo para estar juntos, puesto que, Draco, al regresar a Hogwarts tenía que recuperar todos los trabajos perdidos de sus nueve TIMOS como condición para volver, por lo que mayormente se la paso trabajando en ello y por lo cual Harry no quiso importunar. Pero igual acudía en su ayuda cada que podía, sin embargo, siendo sinceros, parecía más estovar a Draco que ayudarlo porque él no sabía las respuestas de sus trabajos más avanzados, eso sí, logro muy bien ayudarlo con DCAO, lo que lo puso muy fanfarrón por casi dos días enteros.

Pero hoy y luego de una semana, todo parecía más normal, más tranquilo, un día escolar común, lo que lograba en Harry un humor sabroso. El grupo de amigos cruzo el umbral del gran salón, golpeando sus oídos con el ruido ensordecedor del salón.  Alumnos ya iban llegando al igual que algunos profesores. Harry miro las mesas en el lugar. A lo lejos pudo ver a Hadrid ya sentado, le sonrió. No habían hablado nada desde aquella vez en la oficina en la directora, y realmente quería hablar con el gigante porque le parecía a Harry que era el único que no sabía mucho de su relación con Draco. Hagrid, desde la mesa le devolvió la mueca, Harry tenía la impresión de que lo más justo era decirle sobre su relación y dejarlo más que claro.

—Buenos días Harry— Saludo Seamus sonriente y haciéndose a un lado para que el chico se sentara como ocasionalmente lo hacía, peroo...

—Buenos días— Contesto Harry y siguió caminando de largo. Hermione y Ron, que iban detrás de el se quedaron tiesos en su lugar y viéndolo raro, ¿A dónde rayos iba si la mesa estaba justo ahí?

Siguieron su trayectoria con el sueño perdido, y lo ojos bien curioso. No tardaron en darse cuenta de a donde se dirigía al ver como varios Slytherin se giraban a verlo cuando habían notado a Harry acercarse a ellos, y entonces, Harry se sentó alado de Draco, un Draco que estaba más que calmado ante el evento. El comedor quedo en un agudo silencio, algo que no sabían que era posible, algo imposible. Después, y con una tos a los lejos, cambiaron miradas de sorpresa, y murmullos empezaron a oírse en todas las mesas.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora