💐2💐

1.4K 184 16
                                    

2

Ojos sin brillo


Harry llego a Hogwarts cuatro días después del cumpleaños de Ron. Era un lunes hermoso, lleno de color y frescura en el aire. La nieve del viejo invierno dejaba de existir silenciosamente gracias al sol, dejando entonces una vista increíble de la dehesa en crecimiento, que era tristemente olvidada, pues todo el mundo prefería tener la mirada fija en Harry cuando de la nada apareció a sus clases de la mañana. La mayoría de lo alumnos quedaron atibados al verlo, y si bien era raro verlo, esa no fue la razón exacta de porque, ni los chismes que vagaban de voz en voz de su presencia, sino, de su estado.

Dean y Dennis Creevey decían <<Es como un Dementor>> y algunos otros, que se veía horrible, obviamente si se le observaba muy de cerca, pero no decían nada, especialmente por el miedo. Nadie tenía los ánimos (agallas) de querer enfrentarse a Harry de enfrente, claro, podían hablar mierdas de el a sus espaldas, pero no enfrente de quien venció a Lord Voldemort. 

Hermione estuvo a su lado en todo momento, antes y ahora, además de Luna Lovegood, Dean y Seamus desde que salio de San Mungo. Harry y Hermione a veces hablaban, otras veces estaban juntos, pero callados, algo que provoco el aumento de los chismes, las cuales daban suposiciones más descabelladas que otras, como:

—Malfoy, ese tipo, le embrujo...

—¡Esta bajo la maldición de imperius!

Hermione suspiro. Paso la mitad del día buscando a Harry por el castillo entero; por los campos, las torres cercanas y las aulas, casi por tres horas, y al final, quedo cansada, pero lo encontró. Estaba sentando a orillas del lago negro mirando directamente el crepúsculo que se formaba a los lejos. Camino a hurtadillas, y una vez que llego alado de su amigo se sentó de forma silenciosa a su lado, el chico ni se tomó la molestia de verla, pero ella sí. 

Harry había estado llorando, lo que la dejaba sin palabras. El no era alguien que soliera llorar con facilidad...

—Te he traído una tarta de melaza...—Susurro Hermione sacando de su morral aquel platillo prolijamente envuelto.

Arrugo la nariz y se acomodó las gafas sobre la griega nariz enrojecida.

—Gracias...—Dijo tomando el postre.

No hablaron de nada en el tiempo en que Harry disgusto de la tarta, lento y con calma. Hermione por su parte no lo dejo de ver. Estaba melancólica y enojada, el disgusto lo tenía con todo el mundo, con Malfoy, con los adultos, con aquellos que no podían dejar de hablar y hablar. Ya había intuido lo que pasaría, pero muy al fondo de sus ideas, tenía la esperanza de que no fuera tan malo, claramente se había equivocado.

¿Tan difícil era dejar de opinar sobre la vida de los demás?

Una vez que el sol toco el suelo, Harry se levantó y Hermione le siguió colina arriba hacia el castillo. Hablaron un poco, cosas tan mundanas y triviales, acompañadas de preguntas con tonos preocupantes como:

—¿Tienes más hambre?

—¿Puedo hacer algo por ti?

—¿Cómo te sientes?

Mayor mente hechas por Hermione. Harry se detuvo ante la última pregunta. ¿Cómo se encontraba? 

Decidió ser sincero, muy sincero...

—Horrible, Hermione...—Se exteriorizo Harry sonriendo débilmente. Lagrimas se asomaban en sus verdes ojos apagados asustando a la chica —No sé qué sucedió. Me estoy volviendo loco, lo extraño como no tienes ideas, pero a la vez estoy furioso con él. No se donde está, ni puedo contactarlo, y si voy a su casa lo más probable es que no pueda ni cruzar el maldito pórtico, y, ¿Qué me asegura que quiera verme? Si después de todo...Me abandono — Su voz había sonado entrecortada y adolorida al final.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora