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El peor duelo


Todo estaba oscuro, húmedo, solitario...

Sus zapatillas chapoteaban haciendo eco al pisar el suelo resbaloso. Su vista estaba borrosa por la humedad del lugar, y de repente, mirando directamente el gran espiral negro frente de él, aparece una luz blanca como un destello filoso al pasar a su lado.

Hay sangre corriendo bajo sus pies como siluetas de serpientes huyendo. Todo se mueve a su alrededor mientras que él sigue el camino de la sangre que se hace cada vez más, y más intensa.

Y ve, que hay un cuerpo ahí, jadeando de dolor erráticamente.

—No...Yo no...

¡Harry!

El chico abre los ojos de golpe sin darle credibilidad  a lo que había visto, en...¿Su sueño? ¿Pesadilla? ¿Recuerdo? Lo que fuera. Estaba tan difusa y brillante la imagen que no sabia como darle un referente justo ahora que lo había distraído un peso extra en su espalda. Harry sonrió al saber de quien se trataba por sentir un beso suave en su mejilla.

—¡Despierta flojo! Debemos desayunar, he irnos de vuelta a Hogwarts antes de que empiecen las primeras clases— Explico Draco con voz enérgica, y irguiendo la espalda aun sin quitarse de encima de Harry, que seguía de espaldas en la cama con la cara metida en la felpuda almohada del cuarto de invitados. Esta olía como a vainilla y a Harry eso le adormecía.

Rápidamente vienen a su mente recuerdos de una cena maravillosa en la que pudo hablar mas de dos palabras con lo padres de Draco, luego una estimulante partida de ajedrez en la sala principal alado de una cálida chimenea y tentempiés franceses deliciosos, sin embargo, fue el quien tuvo que impedirle a Draco que entrara a su habitación en medio de la noche. Era la primera vez que Lucius Malfoy le tenía confianza en algo, por lo que tuvo que resistirse a la idea de su novio, sobre romper las reglas y colocarse en su cuarto. De haber sido así no hubiera tenido ningún control de nada. Si Draco se mentía en su cama, por todo el cielo, no, ya que hubiera cometido ahí mismo millones de pecados.

—Tienes cinco minutos para cambiarte, vamos—Informo el chico dándole palmaditas a Harry en su espalda y seguidamente de eso quitándose de encima al haber dejado un beso en su nuca. Empezó a levantarse de su cómodo "nido" para ver con una dichosa sonrisa a Draco llevando su regalo de cumpleaños puesto mientras dejaba encima de la cama ropa limpia —Es mi uniforme. Lo agrande para que te quedara, corbata, túnica..., están cambiados, duraran veinticuatro horas...—Señalo las prendas una por una dejándolo todo en la cama —Y la ropa que tenías... Los elfos la limpiaron ya que estaba llena de tierra—Termino de decir con las manos en la cintura y una cara fanfarrona llena de alegría.

—Gracias.

No iba a decirle a nadie sobre el hecho de su felicidad. Cuando Draco vio su regalo se emociono mas que al abrir el resto de los demás, incluso los padres de su novio se asombraron al ver que la chamarra de mezclilla simple de Harry, le había gustado más que cualquier otro regalo lleno de piedras o brillo. 

Pasaba que, ellos no sabían que no era una prenda normal, bueno, al menos eso era antes de haber sido sometida a varios hechizos de protección, cambio, y demás cosas.

—¿Dormiste bien? — Le pregunto Draco a Harry sentándose en la cama, con una mirada analítica paseándose por el cuarto—En lo personal esta habitación no me gusta mucho, pero mi padre te quería muy lejos de mi cuarto—Gruño el chico. Harry que ya se había levantado de la cama y se encontraba acomodando el cinturón de cuero dentro de las trabillas, negó con una sonrisa en su rostro levemente llena de gracia.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora