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Hannah- Longbottom


Que lo haya elegido padrino de boda fue una inesperada sorpresa. Harry estaba ahí, de pie y con un plano de pocisiones de lugares atento a ayudar a cualquier invitado despistado a encontrar sitio. Hacia una hora que había llegado un pelotón de camareros adornados con túnicas de tonos jalde y una orquesta de magos cuyos sapos constantemente trataban de resbalarse de sus manos. Desde la entrada del castillo de antaño se veían en su interior hileras e hileras de sillas, asimismo blancas con bordes dorados colocadas a ambos lados de una larga alfombra roja sangre; los pilares de la habitación estaban adornados con flores de todo tipo que se enroscaban de abajo a arriba, y, al centro, sobre el punto exacto donde Neville y Hannah se convertían en marido y mujer había un hermoso arco de muchas más flores. Adentro había de todo tipo de insecto volador, desde las mariposas, hasta las abejas que felices absorbían el polen de las flores.

Era un radiante día, muy feliz, por lo que ni la túnica de gala que traía puesta le podía llegar a incomodar, sin embargo, no estaba del todo vivaz. Si, estaba ahí, justo el cuatro de mayo en la boda de Neville Longbottom, pero no estaba animado, no lo estaba, porque, para empezar; Draco no estaba a su lado, y segundo, habían peleado.

Su primera pelea como novios, y él ya quería pedirle perdón de rodillas solo para asi arreglar todo, pero él no era quien debía hablar, sino Draco, que al final no le dijo nada sobre aquellas notas extrañamente amenazadoras y tampoco le hablo al día siguiente. Estaba más que enojado, y triste. ¿Acaso no le tenía confianza? ¿No podía decirle lo que le pasaba? ¿Por qué no le pedía ayuda? ¿Acaso era mal novio? Demasiadas preguntas, demasiadas...

Por lo que toda la tarde, mientras Harry veía a personajes vestidos con llamativas ropas multicolor apareciendo, uno a uno, por el fondo del patio, se apretó el cerebro para poder saber que debía hacer, y ya, al caer casi el medio día, el castillo en medio de la nada en un pueblito llamado Bibury se reinaba la atmosfera de expectación ante la gran escena frente a la vista.

Neville con una larga túnica de gala negra estaba al pie del arco, sudando y mascullando cosas sin sentido en tanto Harry, detrás de él, lo veía super raro. Se inclino a la derecha y por la esquina de sus labios le susurro a Ron a su lado <<...Esta nervioso>> Pero, este no le prestó atención, estaba más ocupado admirando a Hermione sentada alado de Luna. Harry giro los ojos y regreso a ver al novio.

Se levantaron y suspiraron, Neville metió un chillido.

Hannah Abbott acompañada de su padre se había hecho presente. Caminaba como una conejita dando saltos minúsculos, muy sonriente. Hannah llevaba un sencillo vestido blanco de espalda abierta que irradiaba un resplandor dorado por los pequeños detalles de oro. Harry comenzó a imaginar una parecida escena...

—Dama y caballeros...—Dijo una voz estridente. Un mago alto, con barbaba que tocaba el suelo, estaba ahí de pie con un gran sombrero de punta que tocaba el umbral—Hoy nos hemos reunido para celebrar la unión de dos almas nobles...

Se perdió en aquel puro color destinado en la inocencia. Se dejó llevar a dirección del recuerdo de la lechosa piel de su novio. ¿Cómo se vería Draco vistiendo de blanco? ¿Junto a él? Desde que iniciaron, le había parecido demasiado maravilloso las horas que compartía con él, y al casarse, aumentaban esas horas...

—Neville Longbottom, ¿aceptas a Hannah Abbott ...?

Se ve al el mismo gozando de júbilo con una túnica de gala como la Neville mientras sujetaba las manos de Draco las cuales ya llevaban el anillo; aquel anillo que los uniría de por vida, y le encanta, él le sonríe. Van a estar juntos por siempre, y no suena mal, no para Harry que siente la pierna hormiguearle por la sensación de emoción.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora